Como las olas, así fue tu amor desvaneciendo
la fuerza al chocar contra las rocas,
perdiendo su hermosura en forma
de espectáculo en mil espumas.
Como el viento que sopla con bravura
castigando a los peces que bajo el agua viven,
así fue tu ímpetu por alcanzar lo que abandonas
dejando a la deriva lo ganado por perdido.
Como sirena que aún sigue en busca de su barco
te acercas sigilosa hacia la orilla tratando de confundirte
entre la espuma del mar y las rocas que han sido tu casa
para verle, para saber si ha sido un sueño o si fue un pasado.
Como bruma de aquella orilla, camaleónica virtud
que tienes siempre de aparecer sin ser vista,
despojando almas y suspiros en los hombres
que por ti sueñan y pasan largos días de desvelos.
Así eres mujer hermosa, sirena del cantábrico
amante de tempestades y tradiciones banales
que incitan en ti esos hombres que tanto estudias
por sorprenderte sus actos de pescar a mujeres en la bahía.
María Victoria Campos Pérez.
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