Si alguien nos preguntara ¿dónde guardamos aquello que más atesoramos? Probablemente, elegiríamos un sitio lo suficientemente seguro y especial para preservar lo que nos importa.


Así sucede cuando hablamos del lugar donde, como humanidad, conservamos la información y bienes, materiales e inmateriales, que nos son trascendentes y es, entonces, donde aparecen las bibliotecas, como centros significativos donde protegemos nuestro patrimonio documental y cultural.


Estos recintos son tan antiguos como la escritura y han registrado nuestra historia para hacerla perdurar. Desde un inicio comenzaron a almacenar, de manera ordenada, manuscritos y libros; y poco a poco, fueron extendiendo y sistematizando su acervo bibliográfico; para después incluir colecciones hemerográficas, auditivas, visuales, digitales y formatos adicionales.

Las bibliotecas no deben concebirse como edificaciones para unos cuantos dedicados a la gestión archivística; o exclusivas para lectores o investigadores; sino adoptarse como espacios, atemporales y dinámicos, de consulta, difusión, encuentro y participación.


Estas instituciones contribuyen al aprendizaje y formación, a través de talleres, cursos, presentaciones y conversatorios; fomentan la pluralidad ideológica y las libertades de pensamiento, expresión y opinión, pilares esenciales para las democracias; y favorecen el desarrollo integral al ofrecer una serie de recursos que incentivan el crecimiento personal y profesional.


También son punto de reunión y debate, lo que facilita el involucramiento ciudadano; además, de ser promotoras de las artes como la literatura, la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, entre otras, lo que mejora nuestro nivel educativo y de convivencia social.


Por ello, resulta muy relevante que estos ámbitos, sin importar si son públicos o privados; especializados, universitarios o escolares; estén siempre abiertos para que cualquiera, sin discriminación, pueda utilizar y explotar el gran haber con el que cuentan; pues su función es clave para transmitir valores y despertar conciencias en beneficio de nuestro país.


Es necesario que se sepa que existen, junto con los servicios que prestan, sobre todo los gratuitos, para que se integren a la comunidad y su potencial sea aprovechado. Tan solo en México, como parte de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP), a la fecha, operan un total de 7 mil 476 de ellas, de las cuales, 379 (0.5%) se encuentran en nuestra capital.


Con motivo de los días de las Bibliotecas y del Patrimonio Audiovisual, el 24 y 27 de octubre, respectivamente, no existe mejor forma de seguir construyendo nuestra identidad y memoria que mantenerlas más vivas y cercanas a la gente; visitándolas, empapándonos de los saberes que entrañan, y reflexionando con el enorme conocimiento que contienen; pues como lo decía la escritora Rita Dove son “una arena de posibilidades que abre tanto una ventana al alma como una puerta al mundo”.


Fuente:

"Bibliotecas, más vivas y cercanas a la gente", El Heraldo de México, 24 de octubre de 2023, disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2023/10/24/bibliotecas-mas-v...

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