De su rostro tan sutil
destacaban unos labios
que llamaban la atención
para quienes la miraban.
De sus ojos desprendía
el candor del hipnotismo
que sugería su mirada
cuando se posaba fija hacia su amado.
De sus mejillas brotaba
el candor enrojecido de
largas tardes de pasión y desenfreno.
Así era ella...
Tan especial como la suave piel
que envolvía su cuerpo,
pasional en todo lo que hacía.
Deseo de difícil posesión humana
por conquistar un corazón guerrero;
más allá de cada cita conseguida
Sin poder secuestrar su alma.
... ASÍ ERA ELLA...
María Victoria Campos Pérez
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