Mi hermana...
El treinta de octubre comenté por ahí que estaba con ansias de volver a ver, en unas horas, a mi hermana después de ocho años de no tenerla frente a frente.
Está hermosa, igualita aunque con algunas redondeces que le trajo la abstinencia del tabaco. Igual sigue preciosa.
Estas seis semanas han sido vertiginosas. Acompañamos a la hermana chica, la novia. Festejamos con ella, con mis pás. Ella (y su marido) aman a mis hijos tanto como mis hijos les aman a ellos. Ha sido un festín.
Si los entretelones que se sacuden con una boda no fueran suficientes, papá fue a dar al hospital con males malísimos. Ahí estuvieron mi hermana y mi cuñado, al pie del cañón. Hubo tiempo de platicar, de recargarme en ellos, de intercambiar historias, de chismear por encima de las versiones oficiales y pasados los ánimos de todos por harta adrenalina.
Yo que me había acostumbrado a vivir con ella lejos, hoy que me despido se encoge el corazón, se me doblan las rodillas y me ruedan las lágrimas: hermana, no quiero que te vayas.
Pero tu vida está allá.
Mi cuñado me dijo que cómo cuernos vuelven si no se van. Me hizo reír. Con todo hermana querida, te voy a volver a extrañar un friego y dos montones. Ha sido un reencuentro sin apostillas. Te quiero, buen viaje y buena vida… ¡te espero pronto!
Comentario
De cuando te dicen que te "desapegues2 pero el corazón nomás no entiende. Te abrazo.
Querida Renata:
que bello posto nos compartes sobre tu hermana, y si, se ama y se extraña más cuando se despide uno de sus seres queridos.
Pero también creo que es lo que hace las relaciones más fuertes.
un abrazo
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