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Hoy estamos ante una nueva oportunidad a mediana edad, si bien ya la mayor parte de mi vida ha pasado, debemos ser optimistas y decir mediana edad; la segunda ocasión de buscar alguien para llenar todos mis requerimientos y con quien pudiera hacer la pareja perfecta parecía apetecible y no hemos oído eso de ¡comenzar de nuevo, pero ahora con mayor conocimiento y más ganas! Además todo mundo me decía que me veía más linda, feliz, llena de vida (¡las personas que nos quieren son tan buenas mentirosas!). En pocas palabras, estaba lista para la conquista, por lo menos la búsqueda de…Hombre. Pero verdaderamente el escoger un hombre para pasar un tiempo contigo (mujer) es una tarea maratónica. Los procesos se vuelven complicados conforme pasa el tiempo, influyen tantas cosas como seres humanos somos diferentes. Además algunas de nosotros somos madres y otras para quienes el tener un hijo es prioritario y el tiempo se va. Contra lo que la mayoría de las personas nos quieren hacer creer para tener un hijo, requerimos fuerza y edad. No es una sorpresa el ver que hombres ya maduros SUFREN el tener hijos pequeños y deben trabajar de más, al no contar ya con el dinero para todos sus estudios o clases extras. Muchos de ellos ya habían terminado de criar a sus hijos de la primera relación, pero su libido o su falta de autoconciencia de edad y lo que la fecundidad provocaba, los llevo a comenzar una nueva relación con una mujer mucho más joven, soñadora del ideal de ser mamá o quizás atraparlos (como si de pescados se tratara, jaja) y ellos pueden darle un hijo. La vida tardía de un hombre con una mujer joven es evidentemente una forma casi segura para la esposa de quedar viuda pronto y la compañía que buscaba desaparezca, dejándole sin compañero. Pero también existe la mujer con hijos y estos son vistos en los ojos de algunos hombres como ataduras con las que no pueden ni quieren lidiar, solo estiman el robo de tiempo de la madre/mujer, sin importar la edad de los hijos o el amor que puedan darles. El hombre a veces se convierte en un pequeño niño, pelea por el tiempo y disfruta el confrontar a la mujer con sus obligaciones como madre y mujer. No quiero escribir solo de los hombres, es claro que muchas mujeres también piden permiso a los hijos y así, al no tener marido, convierten a los pobres vástagos en una especie de tutores de ellas. Cómo si necesitaran de una autorización para decidir y actuar, convirtiéndose en un momento de madres a hijas.