Imagen: Rene Mensen. Creative Commons

      Tengo mucho tiempo de estar silenciosa y sin escribir nada en mi blog; aún cuando he hecho varios intentos:  he estado con las manos sobre el teclado, frente a la computadora, y me he retirado sin poner nada, sin expresar nada.

      Tal vez suponía que tenía que ser algo trascendental lo que dijera y, naturalmente, eso no se iba a dar. Y aquí vuelvo a recordar uno de los cuatro acuerdos: “no hacer suposiciones”, pues eso sólo me generó silencio.

       Y no me he sentido ni tranquila ni contenta ni satisfecha en mi día a día.

       Y hoy me levanté decidida a decirle adiós al silencio. Qué salga de este pensar y de este sentir no lo sé, tal vez les tocará, a quien me lea,  sufrir las consecuencias.

         Por hoy estoy disfrutando un día con sol , a diferencia de ayer, de antier que fueron días nublados. Por hoy me encuentro con mucho ruido en la calle; hay varias construcciones en mi cuadra y tal vez venga de una de ellas. Por hoy estoy dispuesta a hacer de este día, un día disfrutable, provechoso, satisfactorio, alegre –con una sonrisa-, pleno y feliz.

        Me hago todos estos propósitos porque me doy cuenta que anda un poco fruncido mi ceño. Y el mejor y el más fructífero propósito de hoy es decir adiós al “”ceño”” y al silencio.