Hasta en el futbol, como te ven, te tratan

Gracias al futbol he aprendido varias cosas, entre ellas y aunque suene lamentable, que la frase “como te ven te tratan” sí aplica. Tengo muchos recuerdos de la época en la que mis viernes y sábados pasaban en las concentraciones de mi equipo, siempre en la espera de ver a mis jugadores y tener la típica foto y autógrafo.

En una de esas ocasiones fui la primera en llegar al hotel donde se hospedaba el equipo; hacía mucho calor, por ende tenía sed y un poco de hambre, y para acabarla de amolar, llegué como una hora antes de que los jugadores y mis amigas arribaran, por lo que decidí comer en el restaurante del hotel.

Una vez que me senté,  pedí unas enchiladas (por cierto eran horribles), así como una limonada. O me sirvieron muy rápido o tenía mucha hambre que terminé muy pronto y aún faltaban 30 minutos para que los futbolistas comenzaran a llegar. Recuerdo que en la mesa de junto se encontraba comiendo el presidente de mi equipo, así como el director jurídico; me acerqué a desearles buen provecho y me fui al lobby. Llegaron mis amigas quienes también tenían hambre, por lo que regresamos al restaurante… ¡Todo horrible y carísimo! En fin, entre todas habremos consumido unos 1500 pesos.

Al salir de comer, nos interceptaron los tipos de seguridad del hotel que comprendo tienen órdenes, pero quienes dan esas órdenes no tienen nada de criterio. Imagínense, nosotras estudiantes de prepa y Universidad que veníamos saliendo de clases, con tenis, jeans como cualquier chica que va a la escuela. Uno de los trajeados nos dijo: “¡Retírense! Los aficionados no pueden estar aquí!… Mi amiga Elvia le dijo que esperábamos a un jugador que nos iba a dar una entrevista, y el guardia “la barrió”, hizo cara de “fuchi”, y nos reiteró que saliéramos o tendría que usar la fuerza… ¡Por Dios! 5 chicas de no más de 20 años sacadas a la fuerza por ser aficionadas. ¿La razón? ¡POR LA IMAGEN DEL HOTEL! ¡Ah! Y porque iban a llegar unas personas muy importantes y no nos podían ver ahí.

Me encendió la mecha y le contesté que ni se le ocurriera tocarme, pues no sabía ni con quién se metía, pedí hablar con el gerente así como la devolución de mi dinero en el restaurante, con el argumento de “me hubieras sacado cuando estaba tragando”. En ese momento llegó el jugador que era nuestro amigo y todavía uno de los tipos le dijo al otro: “Ah, no mentían”.

Tiene mucho tiempo que no voy a una concentración y espero que ese tipo de tratos no se repitan con las chicas que suelen ir, pero por favor, no puedo soportar la frase de “los aficionados no pueden estar aquí”, cuando en ningún momento la afición interviene en las horas de comida o de cena de los futbolistas, además un autógrafo no tarda más de 10 segundos.

Sigo desconociendo quiénes dan esas órdenes, pero chicas, si les llega a pasar algo similar NO PERMITAN QUE LAS TOQUEN O QUE LAS INSULTEN, más si no están haciendo nada en contra de las instalaciones del hotel. Y bueno, lo divertido de esta historia es que estas personas se tuvieron que tragar sus palabras y hasta se llevaron un regaño por parte del jugador y del entrenador.

En un siguiente post les contaré la forma en la que todo cambió y se volvió al revés, y que vuelve a comprobar que como te ven te tratan, lo que bien puede ser un acto de discriminación.

Dudo que en la red encuentren post como este, pero es parte de lo que vive una Pambolera en estas aventuras. Te invito a que me cuentes tus experiencias en mi cuenta de Twitter @RocioYelitza donde con gusto te responderé.

Sígueme en mi blog: http://pamboleras.com

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