La lluvia me arrulla y cuenta todas las historias que dejaste un día de contarme, me limpia el olvido y barre suavemente mis miedos.

Ya no busco entre los ojos de la gente tu mirada y el sonido de tu voz desapareció por fin de mi hipotálamo que roto y añejo busca desesperadamente volver a sentir.

Las gotas que caen en mi ventana me recuerdan o efímero de tus manos sobre mi piel y mi alma.

Y tus palabras se van lentas y con calma al rincón de mi recuerdos como estas constantes gotas que irremediablemente irán a parar a alguna vieja y tapada coladera.

El constante caer del agua me recuerda un poco esas promesas que cayeron al piso y se juntaron con otras tantas para fluir y evaporarse con el tiempo.

La lluvia de esta noche me recuerda no sólo tu nombre repitiendo el mio, ni tus manos reconociendo cada uno de mis dedos,  me recuerda las palabras atoradas en los besos y los suspiros oprimidos en el pecho.

Pronto muy pronto dejará de llover,  así como pronto muy pronto tú dejarás de doler.

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