Nos quitaron la miel de la boca y el sabor dulce de la victoria se torno de hiel aderezada de silencios y suspiros comunes.

Y estábamos listos para continuar el camino, con los zapatos de fiesta puestos en cada pie para salir corriendo a celebrar y gritar que finalmente habíamos pasado de los eternos octavos.

Y aunque el fútbol no sea el preferido de muchos es bien comparable con la vida misma, con las redes emocionales que 

Y es que las personas cruzan los caminos y se encuentran con otras, juegan entonces a la vida y se pasan el balón de sus desdichas y alegrías una y otra vez.como seres humanos solemos bordar, esperando sostener cada uno alguna dorada Copa que le diga al mundo quiénes somos.

Aprietan el juego y en un principio nunca dejan de luchar, de intentar quedarse en alguna portería emocional y cuando entra un gol se celebra entonces como si no hubiera un mañana, se corre por el campo y se grita a todo el mundo el éxito, pasada la emoción se vuelve a la cancha con el orgullo inflamado y las esperanzas al alza.

Pasan entonces los minutos y el juego esta lleno de carreras de un lado a otro intentando meter otro gol que nos valide como seres humanos, entonces llegan los juegos sucios, las metidas de manos y pies, la jaladera de unos contra otros para lograr de nuevo el orgullo que da un tiro bien anotado, lo mismo pasa con la vida y las personas, que de un momento a otro juegan limpio y con la felicidad entre los pies pero luego siempre llega la desesperanza de un penal no merecido.

Y los amores, como una buena justa deportiva, un día anotan gol y entonces se piensa que pasaran a otro nivel y se duermen en sus laureles y se cambian las jugadas y los jugadores, se mueven las piezas hacia la victoria y entonces pasa que alguno finge una falta y se le sacan al amor tarjetas amarillas y rojas para pasar a los tiros penales en los que ya se sabe el triste desenlace, un gol que anotado por el contrario nos devuelve a la realidad y nos sube en el avión de los sinsabores.

Y en el amor, como en el fútbol, siempre hay ganadores y perdedores, vencedores y vencidos y al final de cuentas hay muchas similitudes, porque se entrega todo en la cancha, se prepara cada movimiento, se eligen las mejores piezas y al final sea cual sea el desenlace siempre queda el sabor dulzón de al menos haberlo intentado, aunque se regrese uno a casa con las rodillas y los amores respados.

Twitter: @miss__ovarios
http://mariangel-elovario.blogspot.mx/

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