Queridas amigas y amigos:

He estado madurando este mensaje. ¿Cuándo y cómo transmitirlo?

Escucho, con mucha razón, voces asustadas por las noticias, preocupadas por el futuro cercano, alteradas por la modificación imprevista de nuestras dinámicas y rutinas. Al mismo tiempo, alertadas por todo tipo de síntomas propios y ajenos que en otros tiempos pasarían sin mayor atención.

Necesitamos estar optimistas, pero al mismo tiempo debemos cuidarnos y prepararnos física, mental y emocionalmente, por lo que también tenemos que ver hacia adelante: esperar lo mejor, pero prepararnos para lo peor (que no necesariamente será catastrófico).

Estamos en medio de una pandemia causada por un virus muy contagioso. Y el mensaje es que, sin duda, una gran parte de nosotrxs y quienes nos rodean nos contagiaremos en algún momento.

PERO, lo más probable es que superemos la enfermedad porque la experiencia de otros países nos señala que la mayor proporción de los casos no ponen en peligro la vida.

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestras posibilidades, más allá de las recomendaciones que nos dan los especialistas?

Cuidarnos, para fortalecer nuestro estado de salud y poder superar fácilmente cualquier contagio. Tenemos una razón poderosa para dormir bien, comer bien, hacer ejercicio, meditar, disfrutar tiempo de calidad con nosotras mismas, nuestras personas queridas, ya sea en casa o aprovechando los medios de comunicación. Continuemos el trabajo que nos motiva y mantiene con los pies en la tierra, pero también aprovechemos todo el tiempo que normalmente perdemos en traslados y otras actividades superfluas, para lo que de veras importa: bailar, cantar, tocar un instrumento, escribir, leer, pintar, jugar, platicar, cuidar plantas, reunirnos con nuestros amigos y familias virtualmente, convivir con nuestras mascotas. Todo lo que podemos disfrutar sigue allí.