Todo tiene un porqué. La desigualdad de género lo tiene... tal vez no uno sino muchos.


Pero, esencialmente, su respuesta está impresa a lo largo de la historia, en esa historia que nos han enseñado en los libros de texto. Un reciente análisis sobre la presencia de las mujeres en los libros de la ESO nos indica que ésta es muy baja: un 12,8%. Las mujeres no son protagonistas ni forman parte de la información verdaderamente relevante. Y lo peor es que esta presencia disminuye a medida que se va avanzando en los niveles de estudio. No sólo sucede en la enseñanza española. Otro estudio realizado con los libros de texto en Chile y Cuba, señala igualmente que las mujeres son invisibilizadas y relegadas a segundo plano en los textos escolares. Aunque este análisis se enfoca en textos de Historia entre 1996 y 2009, estoy segura de que no ha cambiado aún hoy día.

¿Significa entonces que las mujeres poco protagonismo hemos tenido en la historia de la humanidad? ¿Que solo nos dedicábamos a labores del hogar, a labores de cuidado y a la simple contemplación del transcurso de la vida? Por supuesto que no. Y por ello me apropio de la pregunta que se hace la historiadora Judit Gutiérrez Sánchez,  en la investigación Presencia y tratamiento de la mujer en los libros de texto: ¿Invisibilidad, transversalidad o patchwork políticamente correcto?, dirigida por la también historiadora María Jesús González Hernández.

“Cómo puede enseñarse la Historia, el Pensamiento, la Literatura, sin Hipatia de Alejandría, sin María la Judía, sin Rosa de Luxemburgo, sin Leonor López de Córdoba, sin Mary Shelly, sin Emilia Pardo Bazán, sin Virginia Wolf, entre una larguísima lista de mujeres indiscutibles hoy en día para cualquier manual con un mínimo de rigor histórico e intelectual”.


Pero, lo triste es que la historia ausente, la historia a medias es la que chicas y chicos aprenden en las aulas de clases. Hace unos años Australia fue protagonista en lo que se refiere a Feminismo y es que el Feminismo sería asignatura en las aulas. Esto hay que aplaudirlo y hay que impulsarlo si queremos no sólo rescatar la otra mitad de la historia sino reconocernos y reconstruir nuestra identidad (seamos mujeres u hombres). Es importante demostrar a las y los jóvenes la importancia de la participación de las mujeres en la historia, de los movimientos que han producido cambios importantes. ¿Por qué no es importante mencionar y profundizar en los libros de texto sobre movimientos tan importantes en la historia como el movimiento de las sufragistas?


Esta construcción de la historia que hemos asimilado a través de nuestra educación es una historia a medias y es lo que ha traído como consecuencia todo lo que hoy tratamos de eliminar: estereotipos de género desde la infancia, violencia de género, brechas de género laborales y una larguísima lista de desigualdades e injusticias. Debemos tratar de eliminar las connotaciones negativas que tiene el Feminismo para muchas personas, y hacer ver lo que ha hecho por las mujeres y por su visibilidad.


Hoy hay investigadoras, feministas, mujeres de diferentes disciplinas que buscan recuperar nuestra memoria histórica, una memoria que no pertenece a una parte de la población sino a la población entera: hombres y mujeres.

Constantemente leo titulares sobre la necesidad de la equidad de género en la educación, pero me pregunto cómo vamos a conseguirla  si las niñas carecen de modelos femeninos en sus libros de texto y no nos referimos a políticas, científicas, historiadoras, escritoras, ingenieras, matemáticas, cineastas...si los niños, por supuesto, ante la ausencia de referentes femeninos concebirán una historia de la humanidad con solo una parte donde el papel de la mujer mayoritariamente ha estado relegada…Por qué no nos hablan de Olympe de Gouges, por qué no nos hablan de la historia del hombre y de la mujer en las diferentes sociedades para entender mejor nuestro presente y para labrar un futuro más justo…..

Se está reconstruyendo nuestra historia. Menciono aquí a Monserrat Boix, en un trabajo sobre la historia de las mujeres:

"El trabajo de rastreo de la historia de las mujeres no ha sido fácil. Muchas firmaron obras con el nombre de sus maridos como la escritora María Lejárraga, o con un seudónimo masculino como Fernán Caballero o Georges Sand; otras son consideradas oficialmente solo colaboradoras como al principio Madame Curie que trabajó al lado de su marido durante diez años y sólo después del Premio Nobel conjunto obtuvo su primer puesto de trabajo remunerado.

"¿Es casualidad que la obra de Trótula, una médica ilustre del siglo XI, autora de un tratado de medicina femenina traducido y copiado durante siglos, en el siglo XVI cuando se imprimió, justo en un momento en el que se alejó a las mujeres de la medicina y la ciencia, fuera adjudicada a un nombre de varón?

"En Francia se sabía de la existencia de Dhuoda, autora de la primera obra francesa de pedagogía, escrita en el siglo IX, pero en las escuelas se enseñaba que el primer autor era Rabelais seguido de Montagne".

Hemos sido (espero que solo hasta ahora) analfabetas de la historia y prestamos (hasta nosotras mismas) poca atención al protagonismo de la mujer. Por ello, agrego aquí parte de una reflexión de la antropóloga, investigadora y feminista mexicana, Marcela Lagarde:

"¿Quién sabría decirme diez nombres de escritoras latinoamericanas? ¿Y cinco fotógrafas premiadas a nivel mundial? ¿Los últimos Nobel de mujeres en la medicina? ¿Una mujer premio Príncipe de Asturias a la ciencia? ¿Cinco mujeres científicas en la Universidad de Panamá? ¿Quiénes son las mujeres populares que hacen el mejor bordado? ¿Cómo se llama la que hace la mejor medicina tradicional? (...) Hay que nombrar a esas mujeres que hacen trabajos invisibles y sus recetas se las llevan los chefs y reciben estrellas Michelin"

Me pregunto cómo podremos reconstruir la historia. ¿Se puede? No es cuestión de Feminismo,  es cuestión de verdades.

Nunca  me planteé (hasta hace poco) la ausencia de mi género en los libros de texto de mi educación primaria, secundaria y universitaria. No pasaba por mi mente planteármelo...porque simplemente la mujer, mi género, estaba invisible y al estar invisible no necesitaba preguntarme…no existía. Es hora de que hagamos que exista....

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Leyendas

Foto 1: Hipatia de Alejandría, filósofa y maestra neoplatónica griega 

Foto 2: Olympe de Gouges: Autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791)

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Comentario

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Comentario de Marita Seara Fernández el octubre 11, 2019 a las 7:33am

Y yo feliz de estar de nuevo con vosotras! Un abrazo

Comentario de Mujeres Construyendo el octubre 10, 2019 a las 7:08pm

¡Bienvenida nuevamente Marita! Qué gusto leerte por aquí. Un abrazo.

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