Hace unos días tuve la oportunidad de visitar una nueva zona arqueológica, esta vez fue Cacaxtla en el estado de Tlaxcala, México.
Admito que la curiosidad por conocerla era grande, pues mucho de la historia de la conquista de los españoles se habla de la traición de los Tlaxcaltecas como punta de iceberg, además del poderío económico que tuvo después de la caída de Teotihuacán y Cholula, por sus relaciones comerciales que llegaron hasta la Costa del Golfo.
Sin embargo, lo que atrapó mi atención fue además de sus murales, la zona arqueológica de Xochitécatl, que según comentan debió ser nombrada como Xuchitécatl. Esta zona representa el surgimiento de la Megalópolis prehispánica, en donde la cultura de los Tlaxcaltecas alcanzó su mayor esplendor, antes de la llegada de los españoles.
Así que después de visitar esta zona encontré varios datos dignos de compartirles un poco del este complejo.
Según los datos de este sitio, es único en la historia de Mesoamérica dedicada al culto femenino. Esta ubicado de tal manera que abre desde Tlaxcala un portal mágico y misterioso, por cuatro edificios monumentales, las pirámides de Las Flores, La Serpiente, La Espiral y el basamento de Los Volcanes, Popocatépetl, Iztaccihuatl y la Malintzi.
“Para entender nuestro presente, es mejor saber nuestro pasado”.
Xochitécatl o Xuchitécatl, es conocido como el “Lugar del Linaje de las Flores”, en dónde el culto era ofrecido a la vida.
El sitio es enigmático, según la leyenda.
La Diosa Xúchitl cuidaba y vigilaba el centro ceremonial, prohibiendo así que nadie pudiera acercarse. Era de una belleza exótica que rendía a los hombres sólo mirarla, y fingía que lavaba ropa en un río cercano, pidiéndoles así que le ayudarán a pasar para evitar mojar su ropaje.
Pero una vez en medio de la corriente, la hermosa mujer se transformaba en una enorme serpiente que mataba sin misericordia a los mancebos y dejaba que su cuerpo se lo llevara la corriente. Por eso Xochitécatl también es el lugar donde mora la serpiente que cuida a las mujeres y resguardaba celosamente los sitios rituales, para que nadie se acercara.
Algunos datos de investigaciones arqueológicas.
Muchas de las investigaciones, citan en primera estancia a Cacaxtla y después Xochitécatl. Fue hasta los años 40`s en dónde este cobro su verdadera importancia, pudieron separar la información de ambos sitios. Fue así que hasta finales de los años 70’s un grupo de científicos alemanes de la Fundación Alemana para la Investigación Científica, realizan el primer trabajo de excavación del Xochitécatl.
Y por fin se logró que se publicara en el Diario oficial de la federación la declaración de Zona de Monumentos Arqueológicos al área de Cacaxtla-Xochitécatl, en 1994.
Una mujer detrás de esta investigación.
Lo que la coincidencia sobresale de este blog, fue que el trabajo de rescate arqueológico estuvo el nombre de Mari Carmen Serra Puche, quién fue responsable de este proyecto, en dónde pudo ubicar etapas formativas del recinto.
Algo que me hizo esbozar una sonrisa de complicidad, pues de entre tantas investigaciones mayoritariamente extranjeras, se destacó el trabajo de esta Doctora en Antropología de la UNAM, quién además se le otorgó la Presea al Mérito Ciudadano José Miguel Guridi y Alcocer, por esta aportación a la investigación de carácter académico y arqueológico.
De entre los hallazgos más sobresalientes destacan dos pilas monolíticas del Periodo Formativo, figurillas femeninas ricamente ataviadas y llenas de colorido.
Un pequeño museo incluido.
Las piezas se exhiben hoy en día en un pequeño museo dentro de la zona arqueológica, muchas de ellas cargadas con flores, otras de figuras que cargan a sus bebés en la espalda, otras más pequeñas de niños y ancianas, así como descubrimientos de entierros infantiles y una figurilla antropomorfa con doble perforación, que causa impresión al verla.
“ La historia debe ser comprendida antes que juzgada” - Soledad Loaeza.
Xochitécatl ofrece una experiencia fantástica, a mi me otorgó la calma de tantas sus referencias de traición de tlaxcaltecas. Me lleno la mirada desde la parte más alta de la pirámide de las Flores todo el Valle Poblano-Tlaxcalteca, además de apreciar el territorio de lo que fueron los cuatro señoríos de la antigua república de Tlaxcallan y la inigualable visualización de los volcanes.
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