Entre las celebraciones de mayo, hay unas más conocidas que otras, como la fecha en que homenajeamos a quienes nos enseñan; a diferencia de aquellas identificadas por ciertos sectores, como es el Día Internacional de las Mujeres en las Matemáticas, a enfatizar por sus implicaciones.

Esta conmemoración liga dos elementos poco visibles, dado los estereotipos a su alrededor. En primer lugar, la referencia a este campo que, a pesar de ser indispensable porque impacta en todos los ámbitos de la vida, y porque siempre lo usamos para calcular, razonar, medir, resolver y crear; su abordaje pareciera poco llamativo, quizá, porque damos por sentada su utilidad, o porque se tiene la creencia de que su comprensión es compleja.

En segundo término, el componente relativo a la participación de las mujeres en esta área que, no obstante, que representamos más de la mitad de la población mexicana, la incursión en esta materia aún se aprecia como “poco común”, como si se reservara para el entendimiento masculino.

Desafortunadamente, estos prejuicios se refuerzan con la realidad excluyente, y con los roles de género impuestos. Así lo analiza un estudio cualitativo del IFT, en el que se apunta que ni en los hogares ni en las escuelas, a las niñas y adolescentes se les incentiva para explorar esta asignatura u otras afines; de tal suerte que, cuando tiene que definir su carrera, las de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), no entran en su mapa formativo.

Por estas absurdas preconcepciones, es que resulta clave romper estas falsas ideas porque las matemáticas se desarrollan, también, en código femenino. Basta mostrar algunas aportaciones de destacadas mujeres a las que les ha tocado superar barreras, y luchar para incursionar y ser reconocidas en este ámbito.

Así, en 1937, por primera vez, tres de ellas lograron graduarse de la licenciatura en esta rama por la UNAM: Rosa Guirre, Carmen Alburquerque y Ana María Flores, esta última promotora de la estadística, quien ocupara un cargo en la Secretaría de Industria y Comercio.

Por su parte, Enriqueta González y María del Pilar Mercado, en 1944 y 1947, respectivamente, obtuvieron el grado de maestría; la primera, como única fundadora de la Sociedad Matemática Mexicana de esta disciplina; contando, en esta instancia, desde su creación, en 1943, hasta hoy, con solo cuatro presidentas.

Resalta, además, el caso de la Academia Mexicana de Informática en la que, por el impulso de sus dirigentes, de unos años a la actualidad, se ha incrementado la inclusión de expertas, detentando cargos directivos, como la vicepresidencia o la tesorería.

Una frase atribuida a Hipatia de Alejandría, matemática griega, nos transmite la poderosa idea de seguir apropiándonos de nuestros destinos, al sostener que más vale que corramos el riesgo de equivocarnos, a cometer el pecado de no pensar;[1] y es que, con el ejercicio de este derecho, podemos decidir lo que queremos ser, sin dudas, miedos, ni límites.

POR MARINA SAN MARTÍN REBOLLOSO

ESPECIALISTA EN TRANSPARENCIA Y PRIVACIDAD

@NAVYSANMARTIN

Fuente: "Matemáticas en código femenino", El Heraldo de México, 28 de mayo de 2024,disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2024/5/28/matematicas-en-cod...

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