Hace horas estoy despierta haciendo cosas, pensando en cosas y queriendo decir cosas.
Hace horas estoy activa pero al final siento que no he avanzado nada.
Hace horas estoy lidiando con el ruido de mi mente que es una fuente inagotable de ideas para crear proyectos poderosos pero que al final se quedan en eso, en proyectos, en ideas, en sueños.
Hace horas estoy rondando por los pasillos de la casa buscando un espacio donde acomodar esta incomodidad que tengo.
Hace horas estoy navegando por los senderos de la web y las redes sociales buscando mi espacio tranquilo, para crear en paz.
Hace horas me di cuenta que lo mejor era sentarme a escribir para desahogar esta inquietud que siento en el pecho y que no me permite avanzar.
Hace horas estoy del otro lado de tu pantalla tratando de usar mi voz, mi verdadera voz, pero me cuesta porque aún no tengo suficiente confianza en mí misma como para contarlo públicamente.
Esto es lo que pasamos muchas mujeres que tenemos el potencial, la pasión, las ganas, el empuje, la fuerza, el coraje, la valentía y la creatividad para construir hogares, comunidades, empresas, negocios y diferentes propuestas que cambian el mundo, pero aún no nos atrevemos porque la voz del miedo tiene más fuerza todavía.
Esto es lo que no se ve.
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