Hace poco más de un año, un domingo de esos en que mientras desayuno mi papá me entrega todos los periódicos que me reservó durante la semana con artículos/lecturas/fotos/noticias que sabe que pueden interesarme, me entregó una sección de el periódico El Excélsior donde venía publicada la convocatoria para conformar los Consejos Consultivo y Social del Instituto Nacional de las Mujeres y al entregármelo me dijo: “mira, ¿porqué no te postulas?”… lo leí y mi respuesta inmediata fue un “no” y dije que no, no porque no quisiera, si no porque era algo que veía muy lejano y no me sentía con la preparación suficiente para hacerlo…vamos, yo siempre he admirado y sentido profundo respeto por ambos consejos y honestamente, no creía que yo tuviera lo necesario para estar ahí.
Días después, recibí algunas llamadas de amigas, compañeras y compañeros de la sociedad civil donde igual, me proponían que participara en el proceso de selección, hasta que un día, después de hacer mis ya famosas listas de “pros y contras”, dije…¿porqué no?. Le llamé a Cesar Palomo (mi querida Olympia), presidente de CODISEEG, la Asociación de la cual me honro en ser coordinadora del área de Equidad de Género, y le dije que si podría respaldarme la asociación en la propuesta, y nos dedicamos a preparar el papeleo para enviarlo una semana antes del cierre de la convocatoria (siempre obsesiva y ñoña con el cumplimiento de los tiempos yo).
Así, llegué a la paquetería y al hacer mi check-in en Foursquare, escribí “es impresionante que uno de mis mayores sueños pese menos de 200 gms” y regresé a casa a poner a San Antonio de cabeza– ya sé que dice la costumbre que San Antonio es para pedirle un novio, pero como siento que ya debe de estar harto de esa petición, si yo le pido cosas laborales o de estudios, se va a acordar y a cumplirme el pedido más rápido…BTW, nunca me ha fallado-
Y un día de noviembre, recibí una llamada que me notificaba que había resultado elegida para formar parte del Consejo Social del INMUJERES, que podía consultar el Diario Oficial de la Federación y que me avisarían la hora y el día para la toma de protesta en la Ciudad de México… ahora que lo pienso, no recuerdo quién me llamó, ni que le dije, no tengo absolutamente nada claro de ese momento, sólo quería meterme al DOF y verificar que no me estaban jugando una broma…y así era, todo eso estaba pasándome a mí y en ese momento…no recuerdo a quien llamé primero y a quién después, el chiste era que no me la creía.
Así que comencé a preparar mi maleta, respirando muy profundo y tomé el avión el día indicado para llegar a la toma de protesta que fue en la Secretaría de Economía…obviamente, no dormí nada una noche antes, estaba sumamente nerviosa de lo que iba a vivir al siguiente día, y sobre todo, por el gran compromiso y la gran tarea que a partir de ese momento se me había encomendado. Moría por conocer a las otras Consejeras, a muchas de ellas las conocía por nombre, feministas reconocidas en todo el país, así que también mi temor era que me saliera lo fan y le fuera a pedir el autógrafo a alguna de ellas, y luego, el temor de no estar a la altura de esas mujeres que admiraba tanto.
Y así, el primer día, fuimos una por una tomando el micrófono y presentándonos, contando que era lo que hacíamos y que es lo que queríamos hacer como Consejeras, cada que escuchaba a una de esas mujeres yo por dentro decía “wow, qué chido trabajo ha realizado”… y hoy, a un año de distancia, cada que sesionamos, cada que recibo un correo con las opiniones y análisis y propuestas sigo pensando lo mismo…WOW…qué mujeres tan chidas tengo como compañeras de consejo.
Me considero una mujer sumamente afortunada por tener la oportunidad de vivir esta experiencia ciudadana, de integrar un órgano de la dependencia federal que para mí, es la más importante, sin la cual, no podríamos seguir caminando como país, pero más allá de ser parte de un órgano ciudadano, soy muy dichosa de tener la oportunidad de estar en una mesa con todas y cada una de mis compañeras, esas compañeras que cada una aporta, desde su experiencia y sus GRANDES conocimientos, algo único y tan especial.
Ahora estamos cumpliendo un año de trabajar juntas, de conocernos, de escucharnos, de aprendernos las unas de las otras y de encontrar mecanismos para encausar los esfuerzos para trabajar por y para las mujeres de este país… no ha sido NADA fácil, bien dicen que cada cabeza es un mundo y a la hora de llegar a acuerdos, esos mundos se vuelven fundamentales, sin embargo, el balance de este primer año ha sido favorable, no perdemos de vista que aún nos falta MUCHO por avanzar, hemos tenido que nadar por estas aguas de la burocracia, de las normativas, de las leyes… en verdad, a veces, estando fuera de este mundo legal, las cosas parecen ser sencillas, sin embargo, el camino y los procedimientos muchas veces dificultan los cambios… pero en eso estamos avanzando… en hacer que esos caminos sean cada vez mejores y así, abonarle un poco (ojalá que mucho) a los sueños y utopías que traemos todas y cada una de mis compañeras…el tiempo nos lo dirá.
Agradezco a las personas que confiaron en mí, a las que me han apoyado en este primer año (mi familia por las permanentes porras y a mi jefe por la empatía) y sobre todo, agradezco a mis compañeras Consejeras por todo lo que les he aprendido, por todo lo que me han enseñado y todo lo que le han aportado a mi vida, por la amistad, por las coincidencias y las diferencias y por la sororidad… ¡vamos por este segundo año!
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