En el 2016, el FBI incluyó los actos de crueldad hacia los animales en la lista de delitos graves, así como robos, asaltos y homicidios y ordenó que se incluyeran en la base de datos de Uniform Crime Reporting lo cual ayudará a tener una estadística más clara de estos delitos. Y es que coincido totalmente con Nelson Ferry, trabajador de la unidad de Gestión de Estadísticas Criminales de nuestro vecino país, cuando dice que “la crueldad hacia los animales es un precursor a un delito más grave”. Que si bien es claro que no toda persona que haya maltratado a animales acabará siendo asesino o asesina en serie, si hay un factor muy claro que demuestra que la gran mayoría de quienes cometieron algún asesinato, realizaron en algún momento un acto de crueldad con animales.
Hay un caso reciente del cual me enteré vía twitter donde la pareja de una mujer azotó al perro de ella hasta dejarlo inconsciente, luego lo estranguló, lo echó a la basura y la llamó para hacérselo saber, ella fue por el perro que ya había sido asesinado. Desafortunadamente este no es un caso aislado, cada vez con mayor frecuencia nos enteramos de casos en los cuales, un hombre violenta a los animales de compañía como una manera de ejercer violencia contra alguna mujer. De acuerdo con cifras de una asociación española, los animales son a menudo maltratados a suerte de venganza, sobre todo por parte de hombres que maltratan a sus parejas, correlación que se da en el 71% de las mujeres que acudieron en busca de ayuda, curiosamente, el hombre es a veces quien regala el animal a la mujer para poder ejercer su poder y manipularlas a través del animal. En hogares abusivos, del 86 % de mujeres que tenían un animal de compañía, un 80% refirió que sus animales eran también víctimas de malos tratos. (Quinlisk, 1995). El maltrato va desde negligencia grave, tortura, abuso organizado, abuso sexual y muerte.
Según María José Bernuz Beneitez Profesora de Filosofía del Derecho y Sociología Jurídica de la Universidad de Zaragoza, España, para hablar del vínculo entre violencia de género y maltrato animal se está hablando en realidad de tres situaciones distintas: el maltrato instrumental, que se produce para causar daño y sufrimiento psicológico a la pareja. En esta situación el agresor maltrata a la mascota como instrumento para hacer sufrir a su familia. En segundo lugar, la investigación ha demostrado que el maltrato animal puede ser un indicador fiable y temprano de otras situaciones de violencia interpersonal o bien de que éstas están escalando y se están haciendo más letales. Y en tercer lugar, la repercusión de la violencia contra los animales, dentro o fuera de la familia, en el desarrollo cognitivo y emocional de los menores que asisten como testigos o partícipes en actos de maltrato contra sus mascotas
No es un tema menor y en México deberíamos estar poniendo mucho más atención a este terrible fenómeno. No olvidemos que es obligación del Estado proveer los elementos para que la ciudadanía fomente la cultura de la paz y no violencia, he ahí el fundamento para eliminar esos mal llamados “espectáculos” como las corridas de toros y peleas de gallos. Este fin de semana, la Secretaría de Cultura, bajo la mirada complaciente y omisa de quien gobierna San Luis Potosí, ha fallado en su cometido de manera desastrosa promoviendo la tortura de un ser vivo disfrazándolo de arte. El debate sigue y dejo a su criterio, pero es fundamental preguntarnos ¿cómo pretendemos eliminar la violencia si no tenemos respetos por las otras formas de vida y tomamos como diversión su sufrimiento? Es tiempo de evolucionar y hacernos responsables de nuestras acciones, si, incluso de aquellas que nunca nos hemos atrevido a cuestionar.
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