TORREÓN, COAHUILA. - El futbol, tan característico de gran parte de la población masculina en el mundo, ha sido un reto desde hace muchos años para las mujeres, desde ser incluidas en este, así como simplemente apoyar el equipo favorito sin ser vistas como falsas. Sin duda este reto ha sido vencido, ya que ha crecido la cantidad de jugadoras de manera profesional en el mundo, actualmente en Europa el número es de aproximadamente de 2,853 en la temporada 2016/2017, 1,550 más que la temporada pasada.

    Hace unas semanas durante el partido de ida del Club Santos Laguna contra Coras FC, equipo local de Tepic, Nayarit, pude percatarme de la presencia de una árbitro asistente – que la RAE también marca como correcto “árbitra”- la cual se desempeñó de una excelente manera, marcando correctamente cualquier fuera de lugar o anomalía que le tocaba aclarar. El juego se desarrolló de manera común, pero sin duda no lo olvidaré, no por su marcador ni algún gol en específico, sino por un grito, casi tan inesperado como humillante.

     Pues resulta que al finalizar el partido, un espectador del juego que estaba cerca de mi asiento gritó de la siguiente manera: ¡¡Vieja machorra!! De este grito solo pude llegar a una conclusión: Hacer cosas que vemos más en hombres, para la gente significa ser machorra.

     Mi duda siempre será, por qué aquel hombre sentiría la necesidad de gritar eso, tal vez le daría alguna satisfacción el intentar humillar a aquella mujer, la cual obviamente estaba más concentrada en su trabajo que en él. Eso nos dice entonces que algunos mexicanos no están listos para este cambio y empoderamiento femenino -así como muchos hombres están tomando en roles anteriormente femeninos- el cual se está dando a pasos agigantados, pero siempre tratando de ser frenado.

      Cada vez encontramos mayor número de mujeres trabajadoras y en cualquier ámbito. Tal fue mi caso que al pedir un servicio de Uber, nos encontramos mi novio y yo con una conductora – cabe aclarar que ya era de noche y en fin de semana- Era la primera vez que me encontraba con esto, ya que en Torreón casi en su totalidad los taxistas son hombres. Será por mi falta de habilidad para manejar o por mi miedo a la inseguridad de las calles pero yo temía más por la seguridad de la conductora que por la de nosotros.

     Espero en la humanidad – que al menos en México hace mucha falta- la inclusión femenina en el ámbito laboral vaya aumentando y rápido, todos y todas merecemos la oportunidad…

 

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