Nuestro país, México, es un espacio que conjuga, a manera de collage, una diversidad de personas, realidades y expresiones sociales, políticas, económicas, culturales e ideológicas, que lo identifican y fortalecen.

 

Aunque no existe un rasgo generalizado entre nosotros, todas y todos somos mexicanos. Cada uno somos distintos desde nuestro aspecto físico, la forma de expresarnos, lo que pensamos o creemos. Por eso, como lo establece la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales, desde 1978, todos los individuos y los grupos tenemos derecho a ser diferentes.

 

La diversidad de formas de vida y el derecho a la diferencia no deben ser motivo de conflicto o discriminación, sino apreciarse como un activo que enriquece. En el pluralismo en que convivimos, compartimos valores, y tenemos derechos y deberes que garantizan la coexistencia pacífica en sociedad, entre ellos el de la tolerancia.

 

La Declaración de Principios sobre la Tolerancia de 1995, afirma que este valor consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas del mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La tolerancia no es lo mismo que la concesión, condescendencia o indulgencia, se trata de una actitud activa de reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades de los demás.

 

A pesar de que este elemento es esencial para nuestro bienestar individual y colectivo, se percibe como poco arraigado. Según la encuesta Valores de los Mexicanos 2014, de la agencia de investigación Gabinete de Comunicación Estratégica, la honestidad (28.4%), el respeto (24.6%), la tolerancia (10.4%) y la justicia (7.7%) fueron considerados como los menos practicados por las personas.

 

Los resultados del estudio Encuesta Mundial de Valores 2017-2020, mostraron que, en 2018 sólo 66.9% de las y los mexicanos encuestados consideró que la tolerancia y el respeto son temas especialmente importantes que enseñar a las niñas y niños.

 

Vivimos tiempos difíciles en los que la injusticia, violencia, discriminación y marginación pueden radicalizarse, especialmente hacia grupos en situación de vulnerabilidad, como las mujeres, menores, personas con discapacidad, adultos mayores, u otros.

 

La tolerancia es indispensable en tiempos de crisis. Ni los derechos humanos ni el desarrollo conocen posiciones ideológicas ni políticas. Ante situaciones de dificultad, descalificación, crispación y polarización es fundamental tender puentes de encuentro y diálogo. 

 

Issac Newton escribió que “el ser humano construye demasiados muros y no suficientes puentes”. Necesitamos reflexionar sobre lo que nos une como sociedad, anteponer las coincidencias y respetar las diferencias, escuchar con apertura para aprender de los demás, dar valor a sus aportes y propuestas.

 

En el Día Internacional para la Tolerancia (16 de noviembre), garanticemos que sea practicada, porque nos permite construir sociedades más capaces, más libres y mejores.

 


Fuente:

 

Tolerancia para tender puentes de encuentro, La Silla Rota, 13 de noviembre de 2020, en: https://lasillarota.com/opinion/columnas/tolerancia-para-tender-pue...

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