Las palabras son tan poderosas, que más allá de servir para comunicarnos, pueden crear, transformar o destruir. De ahí la importancia de usarlas en su justa dimensión.

 

Cuando éstas se traducen en ataques o expresiones discriminatorias; o se emplea un lenguaje peyorativo hacia una persona o grupo por su modo de ser, religión, origen étnico, nacionalidad, género u otro factor de identidad, estamos ante lo que la ONU ha identificado como “discurso de odio”.

 

Las manifestaciones de este tipo se basan en la intolerancia, y pueden llevar a la exclusión de alguien al ejercer hostilidad y violencia en su contra; así como materializarse en actos de terrorismo o crímenes atroces, como el Holocausto o el genocidio contra los tutsis.

En la realidad digital actual, cada vez estamos más conectados a Internet; y usamos con mayor intensidad, las redes sociales y las plataformas de mensajería; lo que nos ha acercado a las personas, pero también ha potenciado el discurso de odio en línea conocido como “ciberodio”.

 

De acuerdo con el Reporte Digital 2021 de “We are social y Hootsuite”, a octubre de este año, había 4.55 billones de personas usuarias de redes sociales en el mundo; es decir el 57.6% de la población; siendo las más utilizadas Facebook, YouTube, WhatsApp e Instagram.

 

El anonimato en las redes sociales favorece la difusión de comentarios ofensivos, los cuales crecen de manera exponencial, si son reforzados por comunidades promotoras de la confrontación y la polarización social (trolear).

 

El informe “Hacer frente al discurso de odio en las redes sociales: desafíos contemporáneos” de la UNESCO, reporta que entre enero y marzo de 2021, YouTube eliminó 85 mil 247 videos que violaban su política relativa a este tipo de expresiones; Facebook denunció 25.2 millones de elementos con este contenido; e Instagram dio de baja a 6.3 millones de manifestaciones en este tenor.

 

En el caso de las agresiones contra mujeres y niñas, los discursos de odio se despliegan con mensajes, imágenes o hashtags que motivan la violencia, amenazas, y hostigamiento; especialmente, como reacción a pronunciamientos en favor de la igualdad de género, o en contra de quienes defienden las causas feministas.

 

En el 2015, el CONAPRED encontró que se difundían, diariamente, en México, entre 15 mil y 20 mil mensajes de odio por razones de género, racismo y orientación sexual en las redes sociales.

Con motivo del Día Internacional para la Tolerancia, establecido el 16 de noviembre, tengamos presente el peso que tiene este valor basado en el respeto, aceptación y aprecio por la diversidad humana; y la importancia de llevarlo a nuestras interacciones en línea, para neutralizar el discurso del ciberodio.

 

En palabras de Nelson Mandela, “nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, origen o su religión. La gente es capaz de aprender a odiar, y si puede aprender a odiar, se le puede enseñar a amar; porque el amor llega al corazón de forma más natural que su opuesto. La bondad es una llama que se puede ocultar, pero nunca extinguir.”

 

Fuente:

" Tolerancia en línea para neutralizar el ciberodio", La Silla Rota, 18 de noviembre de 2021, disponible en: https://lasillarota.com/opinion/columnas/tolerancia-en-linea-para-n...

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