Ha llegado ese momento, el de decir YA NO MÁS. Tengo 32 años, y he sido sobreprotegida desde que tengo uso de razón. Sé que soy mujer (razón por la que me pueden pasar todos los peligros del mundo, según ella), que soy la más chica, que no tengo experiencia, y cien mil cosas que he escuchado a lo largo de los años de esta terrible relación.
Todos los días he tenido que pasar por su aprobación en cuanto a mi ropa, a los colores que uso, a si me maquillo o si hoy quise estar en pijama. Yo siempre le di gusto en todo, en todo.
El hecho de este blog es una especie de escape. Ya no puedo continuar con esto, pues ha afectado mi relación con ella, con mi familia, con mis parejas, con mis amigos y en sí, con todos.
Ante los demás tenemos la relación perfecta. Siempre pegada a mi madre, siendo la hija ejemplo, la que todas las señoras quieren. Ella, siempre sonriente, platicadora y cariñosa, cuando en casa las cosas cambian y se vuelve hiriente, humilla, desvaloriza a mis hermanos, a mi padre y a mí.
Ella sufrió en su infancia, pues nunca tuvo el apoyo de sus padres, pero repitió el patrón a la inversa, su excesivo amor hacia mí es agobiante, y lo mismo padecen mis hermanos. El querer mantenerte en una burbuja para que nada te pase es molesto, pues no respeta mis propias decisiones. Es terrible que a mis 32 años tenga miedo de pedir permiso para Salir con amigos o con mi pareja (a quien critica cada uno de sus pasos); diario es una incertidumbre para saber si amaneció de buenas o de malas.
Lo curioso es que en casa, mi papá y hermanos hacemos lo que ella quiere, no somos gente con vicios, la tratamos bien, pero si la gente del exterior se porta mal con ella, se desquita con nosotros, pero ella es una “dama” con quienes en verdad la dañaron.
Ella es un vampirito emocional, o como diría mi profesor de Psicología de la Facultad, es tan molesta como la caca atorada. Ella no ve me independencia, no ve que necesito ser libre, aprender, caerme y que mi vida estaría completa si no necesitara complacerla para mantenerla tranquila.
Dicen que a la madre se le respeta, por haberte dado la vida, pero hasta qué punto ella debe respetarme a mí y a mis decisiones. He leído muchas entradas sobre madres tóxicas, pero ninguna me dice qué hacer para que ya no manipule mi vida.
Comentario
Gracias Renata, te lo agradezco. Sí, buscare ayuda pronto, y espero que mi mamá se anime a tomarla también.
Es un tema delicado y no hay recetas. Yo te sugiero busques ayuda con algún psicoterapéuta de tu confianza. De entrada yo te diría que cambies la pregunta: no qué hacer para que ya no manipule tu vida sino que dejar de hacer para que ella tenga ese inmenso poder sobre ti.Te mando un abrazo grande, Fernanda!
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