...por alguna razón siempre me he sentido culpable de ser feliz. Si me siento plena, enamorada, amada siento que le estoy quitando a alguien ese contento. Suena absurdo. Pero algo me hace sentir un poquito usurpadora de mi propio gozo. ¡¿Pueden creer eso?!
No se si sea mi educación judeocristiana o que a las mujeres nos enseñan a siempre ver primero por la satisfacción de los demás antes que la propia. Viene en mi auxilio mi naturaleza olvidadiza que me hace recordar menos esos días o noches de llanto, de soledad. Me dice un amigo: es que eres piscis Magos. Y reímos En general soy una mujer increíblemente afortunada que tiene cierta debilidad por rayar hojas, por hacer lo que se le pegue la gana y por compartir risas y ratos con amigxs queridxs. Esa debe ser mi fuente de energía que hace que los malos ratos sean menos que los buenos.
Todo esto porque la semana pasada tuve la fortuna de ser invitada a dar un taller en Veracruz a una zona en la que nunca había estado un lugar bellísimo, zona protegida y desconectada de TODO (no llega ni señal de celular con eso les digo todo). Tuve, algunas horas libres para caminar y explorar el lugar sola mientras lxs demás estaban en sus clases.
Y hubo un día hermoso, en que caminé horas por una playa sola, el mar tranquilo. Hubo un momento en que me senté a contemplar, sola, callada, sin pensar en nada.... Mi mente se calmó, mi espíritu se sosegó, mi cuerpo tranquilo... siguiendo el vaivén de las olas... y comenzó a llover... no me moví, seguí ahí con la certeza de que ese regalo era extraordinario.
Pensé que muchos de mis momentos más felices los he vivido sin darme cuenta hasta mucho después. Una tarde de café y plática con las dos personas que más amaba en ese momento, no supe que era feliz hasta que supe que nunca más se repetiría ese instante. Una noche abrazada por una persona que no está ya más en mi vida. Dormir con la única preocupación de que no llevar la cartulina blanca para la mañana siguiente. Hablar por última vez con mi padre sin saberlo. Un beso robado una noche de viernes por alguien que nunca me imaginé. Un fin de semana en el cumple de amigxs en su casa riendo. Caminar en silencio con una amiga querida hace muchos años. Enojarme por tonterías con alguien que quise mucho. El maullido de un gato llamado Feli y sus travesuras cuando empezábamos a trabajar con otro amigo. Cuando Pancho y Tàbata el par de gatos a mi cuidado se acurrucan junto a mi y los siento entre sueños. Cuando llego al café de una amiga y me recibe con una sonrisa y ríe con mis historias locas....
Todos esos momentos felices los vivo y luego ya pasados pienso que lo fueron. Bueno la semana pasada tenía la certeza de que esa hora en la lluvia, sola, sentada en la arena y mirando al mar era un regalo de la vida y ahí estaba, aceptando que era para mi y agradecida descubrí también que no me sentía culpable.
Sólo deseo que ojalá todos(as) tengamos momentos así en nuestras vidas. Ustedes ¿cuál(es) han sido sus momentos más felices? ¿se han dado cuenta en el momento de vivirlos que están ante un momento extraordinario?
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