¿Cómo orar sobre los problemas financieros? ¿Es ético orar para obtener ganancias materiales? La Biblia nos recuerda: “Ocupad la mente en las cosas de arriba, no en las terrenales”. Sin embargo, la Biblia está llena de ejemplos en los que Dios satisface las necesidades de aquellos que oraron a Él. Tal vez, la orientación más clara sobre este tema se encuentre en las palabras de Jesús: “...no penséis ¿qué comeremos? o ¿qué beberemos? o ¿cómo conseguiremos vestirnos?... porque vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más bien, buscad primero en el reino de Dios y en su justicia, y todas estas cosas os serán otorgadas”.
Durante mi primer año en la universidad, sentí desesperación y temor acerca de cómo iba a hacer para pagar mi matrícula universitaria. Aunque mis padres habían ahorrado lo suficiente para poder hacer frente a los gastos durante el primer año, debido a un mal negocio no había otros recursos para cubrir los años restantes.
Sin embargo, al haber crecido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, había aprendido a orar a Dios para satisfacer todas mis necesidades. Esto no significa que le pedía a Dios dinero, un coche o algo material por el estilo. No era mi deber decirle a Dios lo que yo necesitaba dado que Dios, Amor divino, ya sabía de mi necesidad y me la proveería de la manera correcta. Lo que significaba para mí era que siempre podía acudir a Dios con mis problemas y encontrar allí el pensamiento que necesitaba para resolver el problema.
Así que un día, cuando las cosas parecían haber tocado fondo, me puse de rodillas. Oré para que toda la bondad de Dios estuviera a mi disposición en ese momento y para que nada pudiera interferir conmigo para ver esto o para confiar en que Dios me proveería una buena respuesta. En consonancia con esto, Mary Baker Eddy, la fundadora de la Ciencia Cristiana, destaca esto: “El Amor Divino [Dios] siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana. No está bien imaginarse que Jesús demostró el poder divino de sanar sólo para un número selecto o por un limitado período de tiempo, puesto que a la humanidad entera y a toda hora, el Amor divino suministra todo el bien”.
Mientras oraba, recordé la historia de la Biblia acerca de Jesús alimentando a cinco mil personas con sólo unos pocos peces y hogazas de pan. La historia me hizo preguntar lo que debe haberse sentido ser alguien de la multitud a la espera de comida. ¿Si yo hubiese estado allí, habría sentido temor? ¿O habría confiado en que quedaría suficiente comida cuando llegara mi turno de compartir lo que quedaba? Mientras pensaba acerca de esto, se me ocurrió que todo el mundo debió haberse sentido satisfecho y elevado hacia una nueva confianza en el amor de Dios, sabiendo que serían perfectamente atendidos y que nadie sería dejado de lado.
Mientras oraba, el miedo empezó a despegarse. Pude sentir que mi pensamiento pasaba de la desesperanza a una esperanza del bien. No sabía cómo se satisfaría mi necesidad, pero ahora tenía una sensación de que Dios cuidaría de mí. Y un día más tarde, una amiga vino con verduras de su huerta. Otra persona me pagó por un trabajo que había hecho hacía ya un tiempo. Y a lo largo del camino, otros recursos se presentaron y pude completar mi educación universitaria y luego mi licenciatura.
Lo que es interesante acerca de la historia de los panes y los peces es que luego, Jesús advierte que algunas personas lo seguían porque tenían la esperanza de obtener más comida gratis. Él reprende esto y advierte: “Trabajad no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para la vida eterna, la que el Hijo del hombre os dará: porque, en él, Dios Padre ha dejado su marca”.
Otra vez, interpreto esto como que no debemos intentar usar a Dios para obtener cosas. Sino que Dios siempre proveerá para nosotros y mantendrá nuestro bienestar si sinceramente Lo seguimos.
Artículo publicado originalmente en MyCentralJersery.com, @MyCentralJersery
Valerie Minard escribe acerca de la conexión entre la consciencia, la espiritualidad y la salud. Es profesional de la Ciencia Cristiana y Comité de Publicación para el Estado de Nueva Jersey, EEUU.
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