Para 2022, el billete de 50 pesos mexicanos incluirá la imagen de una de las especies endémicas más representativas de la zona chinampera de nuestra capital: el ajolote, la cual está en peligro de extinción.
El caso de este anfibio no es el único ejemplo de crisis de nuestra biodiversidad, pues de acuerdo con información en la página actual de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), México ha perdido aproximadamente el 50% de sus ecosistemas naturales; 49 especies están probablemente extintas en el medio silvestre; 471 en peligro; 884 amenazadas y 1,183 sujetas a protección especial.
México está considerado dentro de los países con mayor diversidad biológica según la Declaración de Cancún de Países Megadiversos Afines del 2002. Según datos de la CONABIO en 2006, nuestra nación alojaba cerca del 12% de las especies conocidas en el mundo, estando gran parte de ellas localizadas solamente en nuestro territorio, destacando que son especies endémicas: el 30.7% de los mamíferos, 48.2% de anfibios, 57% de reptiles, y el 11.4% de las aves.
Ante las graves pérdidas ambientales a nivel mundial, en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que rige los programas de desarrollo para los próximos años de los estados miembros como es México, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) plantea, en su objetivo número 15, velar por la conservación, el restablecimiento y el uso sostenible de los ecosistemas, mediante la protección de la flora y fauna amenazada.
Este año 2020, en el del Día Mundial de la Vida Silvestre (3 de marzo), su conmemoración se centrará en el lema “garantizar el sostenimiento de la vida en la tierra”, pues cada vez es más urgente su cuidado.
En este contexto ¿cómo contribuye el derecho a saber a la preservación de la flora y la fauna? La información que la ciudadanía solicita a sus autoridades en materia ambiental, le permite enterarse del estado que guarda su entorno y participar activamente en su protección, para procurar un desarrollo sostenible que busca satisfacer las necesidades presentes, sin comprometer sus condiciones a futuro.
Un caso de utilidad del derecho de acceso a la información en favor del medio ambiente, es el expediente RR.IP.3599/2019, resuelto por el Instituto de Transparencia de la Ciudad de México (INFO-CDMX), a cargo de mi ponencia, relacionado con información sobre las empresas o compañías mineras autorizadas para la extracción de material como tezontle, basalto y arena en el Volcán Xaltepec; así como, de las medidas realizadas para regular estas acciones.
En ese asunto, se consideró que la Alcaldía Tláhuac era competente para conocer de lo requerido, por tener atribuciones de mantenimiento de zonas de preservación ecológica, y coadyuvar con otras autoridades en su aprovechamiento sustentable.
El ecólogo Allen M. Solomon afirmaba que “una vez que una especie se extingue ninguna ley puede hacerla regresar: se ha marchado para siempre”. No permitamos que las generaciones venideras conozcan especies tan peculiares como el ajolote por una imagen en un billete, en un libro de texto o en películas que parezcan de ciencia ficción.
Ejerzamos nuestro derecho a saber para cuidar la vida silvestre desde nuestro presente, y garantizar su existencia futura en nuestra gran selva de asfalto.
*Comisionada Ciudadana del Instituto de Transparencia de la Ciudad de México (INFO).
Twitter: @navysanmartin
Fuente:
Saber para cuidar la vida silvestre en la selva de asfalto, Columna Brújula de ideas, Periódico 24 Horas, 03 de marzo de 2020, en: https://www.24-horas.mx/2020/03/03/saber-para-cuidar-la-vida-silves...
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