A veces me pregunto porqué no escribo más seguido. Pienso que tal vez me he vuelto floja, pero revisando mi día me tengo que contestar que no, al contrario, desde que me levanto empieza a funcionar mi día y muy activamente. Hasta mi hija me pregunta que de donde saco tanta energía. No lo sé, lo que si sé es que me encanta sentirme tan activa, tan viva. Como muchas, muchísimas mujeres soy, sigo siendo, una ama de casa, pendiente del refrigerador-qué hay, que se usará y así aprovechar todo,que nada se desperdicie-;esto forma parte de una enseñanza que no se olvida y me recuerda su moraleja: un refrigerador no controlado es un hoyo donde cualquier presupuesto no alcanza. Y como a toda ama de casa las listas no faltan: la del super, la del banco, la de la tintorería, la de la ferretería, la cerrajería, llevar el coche al taller ó a la verificación, etc., etc., etc. Si a esto sumo lo que aún quiero hacer y a veces hago: leer, hacer sudoku ó crucigramas, tarea de grafología, pintar, pues me doy cuenta que no soy floja, lo que si soy es una mujer cansada ya en la tarde, con ganas de sentarme en mi querida mecedora y tejer si me dan las fuerzas ó cabecear como buena abuela que soy. Y por eso , al ponerlo en palabras, veo porqué no escribo más seguido.
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