Bien dice Benedetti que no puedes sacar de tu cabeza aquello que no puedes sacar de tu corazón…pues como siempre, mi adorado viejito, tiene razón. Hay un tema en particular del que no me gusta, no esperen, no es que no me guste, no puedo hablar: la muerte y la enfermedad de mi mamá.

Hace un tiempo (justo 4 años) escribí del tema y una muy querida amiga me pidió mi texto pero ya no lo encontré, la verdad no recuerdo si al escribirla se me ocurrió guardar una copia y sólo le dije que lo seguiría buscando y dejé el asunto pendiente. Hasta hace unos días, cuando al estar comiendo con compañeros y compañeras de la oficina, una de ellas comenzó a platicar de la enfermedad de su papá y de lo difícil que es la situación de la enfermedad de un ser querido. Unas horas mas tarde, la misma amiga que me había solicitado mi texto me comentaba que su mamá acababa de morir.

Estos dos eventos me dieron un vuelco al corazón y entendí que era otra vez momento de sacar a que le diera el aire a esos sentimientos que guardo hasta el fondo de ese cajón de sentimientos.

Amiga, me encantaría decirte que esa gente que te dice que todo pasará y que el tiempo curará tu dolor, tiene razón, pero no, la neta no podrían estar más equivocadxs. Me imagino que lo hacen porque es lo que comúnmente se dice y es lo “políticamente correcto” en estos casos. Por lo menos, para mí, cada día se me hace más difícil vivir sin ella, es como si cada día me diera cuenta que la necesito de urgencia a mi lado. Que me encantaría acurrucarme con ella cada final del día y decirle que tengo miedo, que estoy cansada de luchar por cosas que parece que a nadie le interesan, que no importa cuántas veces lo intente, a la gente en el poder no parece importarle lo mismo que a la gran mayoría de la sociedad le importa y que hay días en que solo quisiera estar entre sus brazos y esconderme de este mundo tan hostil en el que estamos viviendo.

Como sabes, estoy comenzando  una relación con un tipo que he de contarte que el día que lo conocí, lo odié…así tal cual no creas que exagero…afortunadamente este hombre es una persona sumamente inteligente y ha sabido ser paciente y no sé si a base de estrategia o intuición, ha hecho que quiera estar a su lado el resto de mi vida. Justo el viernes me preguntó porqué era yo tan ruda y no me dejaba querer y creo que por primera vez lo dije en voz alta, incluso para mí misma. Absurdamente creí que siendo así de dura y poniendo toda esa barrera, nada volvería a dolerme como me dolió perder a mi mamá. Una vez más tengo muy claro que no recibí la ayuda necesaria para superar su pérdida y aunque han pasado muchos años, creo que es momento de ir a una consulta de tanatología.

¿Sabes cuál es de las cosas que más me joden? Que no tengo grabada su voz, que con el tiempo fui olvidando su timbre y su tono de voz y al día de hoy, cuando casi va a cumplir 10 años de muerta, no tengo una mínima idea de cómo sonaba mi nombre en su boca…tampoco aprendí a hacer el arroz con leche que le quedaba increíble, no me senté nunca con ella a que me contara como fue que decidió ser economista y tampoco le aprendí nada de ser estadista... en fin, me arrepiento de un montón de cosas pero sé que no puedo hacer nada al respecto, así que en vez de decirte lo difícil que ha sido todo esto de estar sin ella, quiero contarte como le hago un día a la vez para sobrevivir a su ausencia. He desarrollado un diálogo (bueno, monólogo) permanente con ella. Le platico todo como si ella estuviera aquí, todas las noches rezo, aunque no lo creas, rezo, pero no le rezo a una virgen o a un Dios que haya aprendido en una religión cualquiera, si no le rezo a ella. Ella me enseñó a rezar siempre el “dulce madre” así que antes de dormir, le platico todo mi día y cierro rezándole esa pequeña oración. Me hace creer que de esa forma es como si le hiciera una llamada diaria como hacen mis otras amigas con sus mamás que si están vivas.

Te voy a confesar algo, a veces me meto a su habitación donde era su vestidor donde mi papá aún tiene guardados sus perfumes. Me gusta entrar, cerrar los ojos y oler su favorito. Ya sé, es algo como muy ridículo, pero no sabes el alivio que me provoca que por lo menos a través del olfato la siento muy aquí. ¿sabes? No he ido al panteón en mucho mucho mucho tiempo, no tolero eso, cuando llueve me entra mucha angustia en pensarla ahí dentro de esa cajita ella sola, así que procuro no anclar su recuerdo a donde ahora quedó su cuerpo, al contrario, voy a lugares donde vivimos cosas juntas. Mi amor por el DF tiene TODO que ver con ella. Así que cuando voy, procuro por lo menos ir a algún lugar que fui con ella: Bellas Artes, el Sanborns de los Azulejos, el Cardenal, la Calle de Madero, Chapultepec, la casa de Frida e incluso la Basílica de Guadalupe con todo y lo que yo tengo contra la iglesia Católica y su régimen opresor hacia las mujeres. Ahí es donde prefiero ir a verla.

Te escribo esto y no dejo de llorar, pero también ahora sé que lo único que puedo decirte es que las mamás son eternas, no importa que estén o no estén físicamente, es enserio eso de que las almas desarrollamos con la gente que queremos un lazo indestructible y tú lo verás…yo no sé si estoy loca o no, pero estoy convencida que todas las cosas buenas o malas que me han pasado, ella está detrás acomodándome los escenarios para que tome lo que tenga que tomar y siga avanzando. La comenzarás a sentir cada que la necesites, no cometas el error que yo tuve de amurallarme en mi dolor y abraza a la gente que tienes cerca. Finalmente yo estoy convencida que lo único que me queda es que con las acciones que hago, intentar que mi mamá desde donde esté se sienta un poquito más orgullosa de mí cada día, sé que no lo consigo, pero también sé que moriré intentándolo.

Recibe a la distancia un abrazo muy fuerte, de esos que no se sienten físicamente pero que es parte de este cariño y esta complicidad que a distancia hemos cultivado por tantos años.

Te quiero Helena. Fuerza para hoy y para siempre.

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