El Día Internacional de las Personas con Discapacidad (3 de diciembre), y los 15 años de la aprobación de la Convención sobre los derechos de quienes presentan esta circunstancia (13 de diciembre), nos permiten visibilizar la discriminación que persiste por las barreras a las que se enfrentan y que les impiden desarrollarse plenamente.
Si sumamos la discapacidad al hecho de ser mujeres, las causas de exclusión se manifiestan por partida doble; y si agregamos otros factores como la edad, la condición social o la pertenencia a una etnia, la brecha de desigualdad se multiplica en los espacios públicos, sociales, laborales, educativos, políticos, económicos y digitales.
Según el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, el 4.9% de la población mexicana tiene alguna discapacidad; es decir, 6 millones 179 mil 890 personas. De este número, la mayoría son mujeres con un 53% (3 millones 275 mil 692) respecto de un 47% de hombres (2 millones 904 mil 198). A su vez, del total femenino en esta situación, el 53.2% son adultas mayores (un millón 744 mil 788).
Las mujeres con discapacidad tienen dificultades para integrarse al mercado de trabajo, y cuando lo logran, afrontan disparidades en los procesos de contratación, de promoción, y de acceso a una formación profesional. No reciben igual remuneración por una misma labor, son víctimas de segregación ocupacional, y su intervención en las decisiones financieras es casi nula.
La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018 del INEGI mostraba que la tasa de participación económica de las mujeres con discapacidad era mucho menor que la de los hombres en este escenario, registrando un 27.3% frente a un 52.1%; y que también era más baja que la de sus homólogas que no la tenían, reportando un 48.6%.
De acuerdo con un estudio de 2019 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) sobre desigualdad en el entorno laboral en nuestro país, existen diferencias salariales entre los hombres y mujeres sin discapacidad que, en ese entonces, ganaban 5 mil 760 y 4 mil 600 pesos mensuales, respectivamente, en relación con las mujeres que la presentaban, las cuales cobraban tan sólo 3 mil 059 pesos al mes; es decir; 2 mil 701 y mil 541 pesos menos.
Muchos de los obstáculos a vencer por quienes tienen alguna discapacidad se sustentan en prejuicios o creencias erróneas en torno a sus destrezas; generando restricciones para obtener un empleo o para capacitarse, porque se considera que no pueden desempeñar estas actividades; o bien, se les acota la solicitud de financiamientos, porque se piensa que no podrán pagarlos.
Al respecto, la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017 del INEGI y del CONAPRED, ponía en evidencia que el 24.5% de la población mexicana de 18 o más años, estimaba que las personas con discapacidad eran “de poca ayuda en el trabajo”; y que 49.8% de la población femenina con estas limitaciones, declaraba que sus derechos eran “poco o nada respetados”.
Decía Gandhi que “nuestra habilidad para alcanzar la unidad en medio de la diversidad será la belleza y la prueba de nuestra civilización”. No olvidemos que todas las personas compartimos lo mismo porque somos seres humanos; pero son aquellas características distintivas que tenemos, las que nos enriquecen como humanidad. En la inclusión y respeto a la diversidad están las claves del progreso de las sociedades.
Fuente:
"Mujeres con discapacidad: exclusión laboral por partida doble", Columna Brújula de Ideas, Voces México, 30 de noviembre de 2021, disponible en:https://vocesmexico.com/opinion/mujeres-con-discapacidad-exclusion-...
YouTube:https://www.youtube.com/watch?v=o2W3-jpyEEk&ab_channel=VocesM%C...
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