Acaba de salir el ranking global 2019 de Think Tanks que emite todos los años el Think Tanks and Civil Society Program (TTCP) de la Universidad de Pensilvania y que preside Jim McGann. Es un referente obligado para entender qué está sucediendo en la industria del conocimiento global y en el mercado de las ideas en el mundo.
Como centros de pensamientos y análisis, los think tanks ocupan un espacio particular entre la producción de conocimiento y las políticas públicas. No son instituciones que se dediquen a hacer análisis y estudios per se, su labor está encaminada -con distintos matices y dependiendo del contexto del país en el que se desarrollen- a incidir en el debate público y en las políticas públicas. Difunden lo que hacen por diversos medios y tienen capacidad para convocar a actores relevantes vinculados a las políticas y los temas que analizan. Los vinculados a la política internacional, por poner un ejemplo, tienen puentes de comunicación permanente con las áreas internacionales del gobierno, con empresas, con el sector diplomático, con la academia experta en el tema, con los medios de comunicación que cubren estos asuntos, con líderes globales, con otros actores internacionales, etcétera. Son una especie de hub de esa red. No entraré aquí a la explicación de los distintos tipos de think tanks que existen ni a sus particularidades. Esta información puede encontrarse en el Informe señalado con toda precisión. (Aquí el enlace.)
Lo que me interesa destacar son algunos de los retos que enfrentan a nivel internacional hoy. Si bien en cada país hay divergencias y matices respecto a las tendencias globales, hay hechos que nos afectan a todos los países y que incidirán en el trabajo que hacen estos centros.
Veo tres áreas de conflicto y que pueden afectar el desarrollo de su labor:
1. La polarización que estamos viviendo en el mundo es una constante. Dejamos el mundo bipolar atrás hace varias décadas y a pesar de ello, hoy en pleno 2019 seguimos debatiendo la realidad, las ideas y las propuestas en términos binarios: lo bueno vs. lo malo; los corruptos vs. los honestos; los ricos vs. los buenos; los pobres vs. los malos; los de antes vs. los de ahora; los vendepatrias vs los patrióticos; los nacionalistas vs. los globalifílicos, los de avanzada vs los neoliberales. Han surgido matices que hacen más complicadas estas definiciones, pero que les dan vida. Los populismos pueden ser conservadores o de izquierda, pero no dejan de ser populismos. Han surgido propuestas absolutamente contradictorias como líderes de izquierda que están instrumentando políticas de la más profunda ortodoxia neoliberal, a la cual, por supuesto, critican.
En contextos de polarización como estos, las ideas adquieren un papel secundario, por una razón: no se están debatiendo ideas. De hecho, a quienes detentan el poder lo que menos les importa son las ideas. Actúan para ser trending topic y para que la gente “compre” sus propuestas y voten por ellos. La sociedad dialoga sobre los temas políticos a partir de memes y gifs. La idea de fondo parece ser: “Con que los políticos lo piensen y lo digan es suficiente, si no pueden comprobarse sus conclusiones, no importa”. El discurso político se ha convertido en una especie de acto de fe. En este contexto, la batalla por las ideas se gana, paradójicamente, sin ideas y con oportunidad y oportunismo mediático.
2. La innovación es el gran gurú al que todo el mundo le apuesta, inclusive quienes quieren que todo cambie para que no cambie nada. Se ha convertido en un asunto de moda, del que todo el mundo habla pero pocos llevan a la práctica. Innovar en un mundo que busca acabar con la diversidad y las diferencias no es posible. La innovación requiere pluralidad, diversidad, recursos e inversión. En estos contextos, la innovación podrá darse en aquellos países en los que ya existe un ecosistema innovador y en donde hay una red inserta innovadora con su correspondiente andamiaje institucional. En los países en los que no y en los que se están asentando partidos políticos y líderes con tentaciones autoritarias y con un nivel bajo de desarrollo económico, las posibilidades son menores. La innovación requiere libertad, sin ella, no hay caldo de cultivo para que se de.
3. En un mundo hiperconectado, en donde prácticamente podemos ver en tiempo real lo que sucede del otro lado del planeta, paradójicamente, empezamos a tener lagunas de información o saturación de la misma. El surgimiento y creciente difusión de las noticias falsas (fake news) son una variable que juega en contra de la difusión de ideas informadas. Los tuits, las conferencias de prensa matutinas y los programas de televisión moderados por presidentes han substituido el análisis de información y la planeación. La demanda minuto a minuto de información ha dejado atrás el espacio -y el tiempo- para el análisis más informado y para las decisiones con insumos de fondo. Hacer análisis para la toma de decisiones requiere, también, datos duros, estadísticas. Una característica de los regímenes autoritarios (de izquierda y de derecha) es el desdén por ellos, por la voz de las y los expertos, por los centros de análisis, que desde su mirada, siempre responden a “intereses ocultos” y que normalmente están “en su contra” o son cómplices de sus adversarios. En un mundo en el que no hay espacio para la discusión y rechazo a la transparencia, el debate se da en términos de “estás conmigo o estás en mi contra”, las propuestas, las ideas y su creación están en un segundo, tercer y último plano.
Existen más de 8 mil think tanks en el mundo, los cuales se encuentran ubicados por regiones de la siguiente manera:
Si vemos los resultados de las elecciones en los últimos años en los países de esas regiones, las tendencias políticas de los partidos políticos y de las y los candidatos y cruzamos los datos con los tres puntos de preocupación que señalé anteriormente, tendremos una lectura poco alentadora que hay considerar al imaginar el futuro de los países y de las relaciones internacionales. Los países con más think tanks son Estados Unidos, India, China, Reino Unido, Argentina, Alemania, Rusia, Francia, Japón, Italia, Brasil, Canadá, Sudáfrica, Suecia y México.
Idealmente, en una democracia existe el libre flujo y debate de ideas. Las democracias perfectas no existen en ninguna latitud, pero existen el reconocimiento al valor que tienen la información y la pluralidad de opiniones. El gran reto para estos centros será no sólo subsistir sino lograr impulsar y dar visibilidad a sus propuestas en contextos poco favorables al análisis, con líderes para quienes la información cuenta poco y que desconfían y critican a quienes la generan. La tentación de eliminarles y controlarles es grande. Los mecanismos de censura se han hecho cada vez más sofisticados, aunque prevalece la censura burda y el control totalitario en ciertos países. Habrá que ver de cerca la manera en la que los gobiernos con proclividad al autoritarismo tratan de controlar las ideas y los centros de análisis y generación de conocimiento.
Nunca como ahora se ha hecho tan importante cuidar y mantener la diversidad y pluralidad de ideas y, sobre todo, garantizar su existencia. El control y desaparición de think tanks puede ser un indicador preocupante en los próximos años. Mantengamos un ojo puesto en este ecosistema global. Como en cualquier mercado, es mejor tener pluralidad de opciones que un monopolio. Es sano para la democracia y para la libertad.
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Felicidades a COMEXI, ETHOS Laboratorio de Poíticas Públicas, México Evalúa y Fundar por los lugares que ocuparon en el ranking global. Un gran reconocimiento a su trabajo.
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