La revolución digital nos permite estar conectados todo el tiempo, con sus bondades y desventajas, dependiendo si podemos fijar límites y organizar nuestras tareas.
El confinamiento por la pandemia ha trasladado a nuestros hogares, las actividades que hacíamos fuera de casa, como ir al trabajo o a la escuela; pero en muchos casos, sin establecer duración, dando lugar a que nuestros momentos para comer, de ocio y descanso se hayan alterado.
Si bien las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) desafían las fronteras de espacio y tiempo generando beneficios; pareciera que con el uso de plataformas digitales, se nos exigiera tener el don de la ubicuidad, de estar al mismo tiempo en todas partes.
Pareciera haber una necesidad incontrolable de convocar y atender eventos o reuniones virtuales como si su cantidad se tradujera en resultados. Pareciera que nos hubieran impuesto el deber de atender requerimientos a cualquier hora para demostrar que trabajamos y que somos productivos.
En el estudio Exhausted, but Unable to Disconnect: After-Hours Email, Work-Family Balance and Identification, realizado por las universidades de Lehigh y Estatal de Colorado en 2017, se descubrió que, en promedio, las personas gastaron ocho horas a la semana, el equivalente a un día de trabajo extra completo, respondiendo correos electrónicos y mensajes de su empleador después del horario laboral.
Estas dinámicas reflejan un traslado de ineficiencias de planeación que existían en el mundo presencial hacia el entorno digital, que debería ser innovador.
Ya de por sí, en el caso de México, de acuerdo con el Informe de la OCDE Average annual hours actually worked per worker de 2020, nos hemos caracterizado por ser el país donde más tiempo se trabaja con un promedio de 2,137 horas al año, lo que representa 414 horas por encima de la media.
Al respecto, en 2019, la OMS reconoció el síndrome de desgaste profesional o burnout como parte de la Clasificación Internacional de Enfermedades, el cual provoca un estado de agotamiento derivado de un estrés crónico en el trabajo.
La hiperconexión digital ha traído problemas en la salud y bienestar de las personas; por lo que resulta necesario encontrar la manera de aprovechar las TIC para administrar mejor nuestro tiempo, y no ser esclavos de su uso.
Para lograr este equilibrio, el derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral se presenta como una alternativa, pues se refiere a la autodeterminación que tienen los empleados para no responder después de su jornada, y el deber del patrón de abstenerse de realizar disposición alguna en tal sentido.
Así, por ejemplo, en Francia, desde el 1° de enero de 2017, entró en vigor el derecho a la desconexión que obliga a las empresas a negociar la forma en que sus trabajadores usan los dispositivos electrónicos para cubrir sus actividades laborales, prohibiendo su uso productivo fuera de éstas.
En México, el 11 de enero 2021, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la reforma a la Ley Federal del Trabajo que regula el teletrabajo considerado como una forma de organización laboral subordinada que consiste en el desempeño de actividades remuneradas, en lugares distintos al establecimiento del empleador, porque no se requiere la presencia física de las personas, dado que usan las TIC.
En este cambio legislativo se incluyó la referencia al derecho a la desconexión digital para garantizar a los trabajadores el respeto a su descanso, permisos y vacaciones, así como a su intimidad personal y familiar fuera del tiempo de trabajo.
Como dice una frase que leí por ahí “casi todo vuelve a funcionar si lo desconectas un momento, incluso tú”. Quienes trabajamos, una vez concluida nuestra jornada, tenemos derecho de distraernos en lo que queramos, y en el caso del entorno digital, a estar fuera de línea, para disfrutar de nuestro tiempo y espacio.
Fuente:
"La desconexión digital: el derecho a estar fuera de línea", Columna Brújula de Ideas, El Semanario Sin Límites, 23 de febrero de 2021, disponible en: https://elsemanario.com/opinion/la-desconexion-digital-el-derecho-a...
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