viernes 4 de septiembre de 2009
Juanito y las diputadas: entre la simulación y el insulto
¿A quién le importa? ¿A quiénes votaron por ellos? Insulto. Complacencia. Indiferencia. Arbitrariedad. Mediocridad. Abuso. Ignorancia. Ignominia. Abuso. Descaro. ¿Sorpresa?
Juanito decidió que siempre no juega al juego al que lo invitaron a jugar. Quiere responder a los electores de Iztapalapa que votaron por él y no quiere darle su puesto a la Sra. Brugada como había acordado (¿o le había tratado de obligar?) con López Obrador. ¿Para qué hacerlo si desde esa delegación puede tener acceso a un presupuesto de muchos millones de pesos y ejercer presión al más viejo estilo de las cargadas priistas, pero ahora con bandera "petista"?
Los noticieron lo han convertido en la estrella del momento, ridiculizándolo sin que se de cuenta, pero poniendo los reflectores sobre un ilustre habitante de la delegación más poblada del Distrito Federal para hacer evidente la simulación de nuestra cultura política y la apatía ciudadana. Juanito se queda porque quiere quedarse, colocar a sus cuates y gastarse el dinerito del erario público que le corresponde; no se queda porque le interese hacer algo por las personas que votaron por él en lugar de votar por la Sra. Brugada.
¿Y los ciudadanos? Contemplamos estupefactos como, a plena luz y sin el menor recato, desafía a su "líder moral" López Obrador, se autoerige en el nuevo mesías de los "jodidos" como le llamó un habitante de la demarcación en el programa de Radio El Hueso en días pasados, y declara -en un acto de sinceridad- que pensará si renuncia o no. ¿Y el voto de sus electores en julio pasado? ¿Y la decisión de los votantes? ¿Eso? Eso es lo que menos le importa a él y a los líderes del partido por el que contendió -el PT- y a la corriente andresmanuelista que queda en el PRD. No violan la ley al hablar de renunciar para dejar a otra persona en su puesto, pero violan las normas elementales de cualquier democracia que respete el voto.
Ayer, por otro lado, decidieron presentar su renuncia ocho diputadas del Partido Verde (el único en el mundo que apoya la pena de muerte, por cierto) y del PRI. ¿Para qué? Para dejar sus puestos a sus suplentes, algunos de los cuáles ya han sido diputados en previas legislaturas. ¿No fue suficiente que contendieran desde la comodidad de una candidatura plurinominal para un par de días después de tomar protesta, decidir dejarle su curul al esposo, al amigo, al hermano? Estas elecciones no fueron alentadoras para la participación de las mujeres. Nuestra representación en la Cámara de Diputados es muy baja, y aún así, ocho mujeres que se atrevieron a hacer uso de los recursos que les dimos los mexicanos decidieron "que siempre no" querían y que mejor lo hicieran sus suplentes.
¡Qué farsa! ¿Hasta cuando seguiremos haciendo uso del gatopardismo mexicano para darle contenido a las decisiones de la política en este país?
Todos somos democráticos hasta que demostremos lo contrario debería ser el dicho, pero en este país de la simulación, la realidad nos recuerda a diario que somos impostores de la democracia hasta que logremos demostrar en los hechos, lo contrario.
Imagen:elreyra.files