Hace unos meses compartí una entrada en este blog donde hablaba del gran amor de mi vida y de lo que yo esperaba y creía del amor y de lo mucho que deseaba yo regresar a los brazos del que –ahora sé- no es el gran amor de mi vida…

De inicio, el efecto de esa entrada de mi blog fue tremendamente satisfactorio, ya que aparte de generar muy buenos comentarios (gracias, gracias mil gracias a quienes pasaron a leerlo), también tuvo como respuesta, el regresar con  quien yo había autonombrado “el gran amor de mi vida”. Bueno, ¡andaba yo que no me la acababa de felicidad! Por fin después de 3 años pude volver a besarlo, pude volver a tomarle de la mano, pude por fin decirle tantas y tantas cosas que tenía guardadas sólo para compartir con él y si…me volví a ver en sus ojos, eso que nunca pensé que fuera volver a ocurrir, por fin ocurrió.

Pues bueno, no sé si es la edad o qué, pero al pasar de los días me di cuenta que no…que definitivamente yo ya no quería estar ahí, vamos, yo ya no le pertenecía en cuerpo y alma como alguna vez creí que le pertenecía. Justo ante mis ojos fueron apareciendo todos esos defectos que, aunque la gente me los decía, yo me hacía súper tonta y justificaba ante mi misma…también frente a mis ojos descubrí muchas cosas que no me gustaron de esa “relación” y que aunque de inicio yo la había aceptado….ya no era feliz…y si algo me ha quedado claro en la vida, es que mi única meta es la paz y la felicidad. Y pensándolo bien, no es la edad, es una vez más, el ejercicio de mi autonomía y las ventajas que el empoderamiento han traído a mi vida.

Entonces ahora, aquí estoy, preguntándome una vez más ¿qué es lo que quiero en una relación?...Pues de inicio ser feliz…ya eso es bastante difícil de determinar, pero también creo que estoy en un punto en mi vida, en que soy una mujer totalmente capaz de decir lo que quiero y lo que siento. Por fin he terminado con el miedo de estar sola y que estoy dispuesta a poner mis propias reglas, términos y condiciones o como quieran llamarlo. Hace unos días que platicaba con una de mis tías más queridas sobre todo este tsunami emocional en que se ha convertido el último mes de mi vida, ella me decía que estoy mal, que de inicio a los hombres les asusta una mujer independiente y que diga lo que quiere, que a ellos hay que dejarles creer que tienen el control y que nosotras los necesitamos…un muy sincero “¡AAAAAAY NO MAAAAAAMEEEEEES!” retumbó en mi cabeza, el cual no le dije, porque neta la quiero mucho, pero si…no estoy PARA NADA de acuerdo en su forma de ver el amor y las relaciones de pareja.

Me quedó claro que para muchas mujeres, esto del amor sigue lleno de esto que las feministas llamamos “mitos románticos del amor” y que finalmente, no hacen más que destruir nuestra autoestima y vulnerar nuestra autonomía al punto de exponernos al peligro de sufrir violencia de género. Y bueno, no voy a negar que esto de sucumbir ante los mitos románticos del amor tiene un maravilloso encanto y aparte, hemos crecido por DÉCADAS en una cultura en que nos ha convencido que así es como se debe de amar, que el amor sólo se limita a ese modelo cultural y cuando decides salirte de ese molde, algo debe estar muy mal o incluso algún día alguien me comentó que lo que yo buscaba no era amor y que sólo me estaba llevando a un lugar donde no me estaba dando a respetar…(WTF!)

Pero a ver, ¿cuáles son esos mitos del amor romántico de los cuáles he decidido huir?...bueno, aquí les voy a compartir algunos mitos que encontré  de lo que he leído de varias autoras. Curioso, no encontré ningún autor que haya escrito del tema, así que si alguien tiene algún hombre que haya publicado algo, por favor rólemelo y se lo voy a agradecer eternamente.

Vámonos por partes, el primer mito del que les voy a platicar es el mito de la exclusividad, que es ese que se refiere a la creencia de que es imposible estar enamorada de dos personas a la vez...el creer en esto a veces, puede dar pie a conflictos internos y conflictos relacionales y este mito va muy de la mano con el llamado mito de la fidelidad que es aquel que nos dicta que los deseos románticos y eróticos deben satisfacerse exclusivamente con una única persona, si no, no se le ama de verdad, aquí una autora señalaba que de acuerdo con la perspectiva sociobiológica, “las relaciones fuera de la pareja son un universal humano, por lo que resultará problemático llevar esta creencia a la práctica y no hacerlo causará sanciones sociales”, creo que este mito es de los que más tenemos arraigados, suponemos que una infidelidad (corporal o mental) implica una muerte del amor, cuando PROBABLEMENTE sólo sea la satisfacción de una necesidad biológica o mental.

Tenía un amigo que decía que él no le era infiel a su esposa, si no que solamente tenía sexo y que con fines prácticos, ese intercambio sexual se le podría considerar  solamente como una “masturbación asistida”…CONSTE que él lo dijo y yo nomás se los cuento, como siempre, estos textos son sólo para invitarles a la reflexión y al análisis, no quiere decir que son reglas y mucho menos que yo las lleve al cabo. (aclaro antes de que me quieran quemar con leña verde)

Otro de estos mitos es aquel de “la media naranja” (las mujeres de mi generación le podemos agradecer a Fey ponerle musiquita a este mito)…bueno, este consiste en creernos que hay alguien predestinado para nosotras, y eso nos lleva o a aceptar lo que sea, bueno pues, aceptar una pareja que no llene nuestras expectativas o por el contrario…establecer un estándar de pareja totalmente inalcanzable e irreal, la mayoría de las veces, el resultado de una recopilación de estereotipos vistos en telenovelas y películas. Otro mito muy común es el de la equivalencia, que es aquel que no nos permite establecer una diferencia entre el “amor” (sentimiento) y el “enamoramiento” (estado más o menos duradero) y entonces pasa que si ya no nos sentimos “enamoradas”-con las reacciones químicas cerebrales que ese estado conlleva-  es que ya no amamos a nuestra  pareja y, pues para eso, es mejor terminar la relación. En el ejercicio de este mito, no hemos sabido establecer que el amor está compuesto de fases que van modificándose con el tiempo y dan lugar a procesos de diferente tipo y eso no quiere decir que el amor deje de existir entre las dos personas, simplemente se adapta y adquiere diversas características.

Dentro de los mitos, hay tres en particular que me asustan y preocupan de sobre manera, uno de ellos, es el mito de los celos, a lo mejor porque yo me reconozco a mí misma, como una persona que durante mucho tiempo estuvo enferma de celotipia, e incluso me atrevía a reclamarle a mis parejas que no me celaran, en una idea totalmente estúpida de que los celos son un signo de amor, e incluso un requisito indispensable de un verdadero amor, ¡qué terrible! Ahora, he entendido que los celos no son otra cosa que la reafirmación de una autoestima baja pero aparte, y lo más terrible, es que es la total reducción de la persona (la pareja) a una “propiedad” y que es una forma de construir y garantizar una “fidelidad” y una “exclusividad” basado en la coerción, el chantaje y la violencia. Ahora, estoy convencida de que el amor es libre, o no es amor…es propiedad privada.

Otro mito que considero peligrosísimo, es el de la omnipotencia, esa creencia de que “el amor lo puede todo” estoy segura que nos ha terminado por joder la existencia, ya que en el entendimiento que el amor todo lo soporta y todo lo soluciona, puede ser  una excusa para no modificar comportamientos y no construir pactos y al final, vivir relaciones que no sean satisfactorias para las partes integrantes de la pareja. Creo que puede ser válido el que nuestra pareja tenga cosas que no nos gusten, pero entre eso y que “por amor” tengamos que  aguantar conductas que incluso pongan en riesgo nuestra vida, hay mucha diferencia. Y finalmente, el mito que es casi generalizado en nuestro país, es el de la “abnegación” y  como muestra tenemos las miles y miles de películas, canciones y telenovelas mexicanas donde el ser una mujer obediente y abnegada es una virtud y por el contrario, el atrevernos a decir lo que pensamos, lo que sentimos y a no estar de acuerdo en alguna cuestión, nos pone ante la sociedad como una mujer que vale menos y por lo tanto, merecedora de todas las calamidades que nos puedan ocurrir.

En fin, hay otros mitos, simplemente, a mi punto de vista, estos son los más comunes  en los que de alguna manera, me aferré en alguna etapa de mi vida. Hoy, sé que quiero construir una relación madura, adulta, y repleta de acuerdos, de pactos, de palabras, de compromisos y de términos…así de “poco romántica” me he vuelto, pero estoy segura, que esto me llevará a la felicidad. Prefiero no poner música de violines, ni protagonizar una cena a la luz de las velas si esto me va a nublar la razón y a dar por hecho situaciones de pareja que se pudieron haber hablado y acordado. No hay nada peor, considero, que dar por hecho las propias expectativas sin dar voz a nuestra contra parte.

Así que como dijo mi querida Simone de Beauvoir: "El día en que sea posible que la mujer ame, no con su debilidad sino con su fuerza, no para escapar de sí misma sino para encontrarse, no para rebajarse sino para reafirmarse; aquel día el amor llegará
a ser para ella, como para el hombre, una fuente de vida y no de peligro mortal"…y en esto estoy…enamorándome de nuevo, pero ahora si, con los acuerdos sobre la mesa.

 

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