Esta entrada no es de mi autoría, sino que de mi amiga Diana López Merinero. Ella se dedica a ayudar a padres entregándoles herramientas para mejorar el aprendizaje de sus hijos. La comparto con todas las mamás que se involucran en la educación de sus niños, pero que se enfrentan a dificultades que no saben sortear.
En este artículo Diana nos explica por qué a algunos niños les cuesta concentrarse y disfrutar de sus quehaceres escolares:
Recoges a tu hijo del colegio y le preguntas los deberes que tiene que hacer. En ese momento te preparas mentalmente para la lucha diaria cuando lleguéis a casa. Los dos invertís mucha energía física y mental en esa rutina y acabáis agotados, y sabes que no es por la cantidad de deberes que tiene que hacer.
La batalla empieza para sentarse en la mesa a hacer los deberes porque retrasa continuamente el momento de hacerlo, oyes muchas veces que “los deberes son aburridos”. Quizá te ocurra que le explicas las cosas del libro o del cuaderno y tu hijo pone cara de no entender nada.
Tú sabes que es capaz de entenderlo pero por más que se lo repites, más despacio, haciendo dibujos, etc. no hay forma de que lo entienda. Has llegado a un punto en el que no ves ninguna alternativa, ninguna salida a esta situación.
Estás enseñando a tu hijo tal y como te enseñaron a ti en el colegio, con libros de texto, cuadernos, haciendo ejercicios y resúmenes, y el profesor es el que explica oralmente la lección escribiendo cosas en la pizarra. En casa, tú eres el profesor y le enseñas como él lo hace en la escuela.
Si has llegado a este punto deberías preguntarte si conoces realmente cómo aprende mejor tu hijo y no me refiero solamente a si prefiere estar sentado en una mesa o en el sofá. La frase que has oído muchas veces de que “cada niño es un mundo” también es cierta cuando se trata de aprender. Fíjate en ti mismo a la hora de desenvolverte en la vida y qué haces para recordar las cosas que tienes que hacer.
Por ejemplo, estás haciendo algo o tienes algo en las manos y no puedes escribir en ese momento (como conducir, fregar los platos, bañar a los niños, etc.) y te has acordado de algo que tienes que apuntar en la lista de la compra. Hasta el momento en que puedas escribirlo en la lista, ¿qué haces para recordarlo? Por ejemplo, ¿te formas una imagen en la mente con lo que tienes que comprar, o repites varias veces en voz alta eso que se ha terminado para comprarlo, o te imaginas el sabor o el olor de lo que falta?
No todos lo hacemos de la misma manera y es intrínseco a nuestra forma de aprender. En PNL se habla de tres sistemas representacionales que identifican los tres tipos de aprendizaje: visual, auditivo y kinestésico o cinestésico.
Y todos, incluso los niños, tenemos uno de estos estilos que sobresale sobre los otros dos, ya que es muy raro poseer uno al 100%. Entonces, volvemos a la pregunta inicial: ¿conoces realmente cómo aprende mejor tu hijo? Porque al saberlo:
¿Y cómo puedes saber cómo aprende tu hijo? Si necesitas un conocimiento exacto deberías contactar con un experto en PNL que te ayudará en el proceso.
Pero si estás buscando una orientación o una idea que te ayude a ti y a tu hijo en el proceso de aprender, te resumo en una tabla las características generales que posee una persona visual, auditiva o kinestésica y que te ayude a identificar la forma de aprender de tu hijo, y el tuyo propio.
Te sugiero que no te lo tomes al pie de la letra puesto que ninguno somos totalmente de uno de estos estilos, realmente somos una mezcla de dos o incluso de los tres.
Visuales |
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Auditivos |
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Kinestésicos |
|
Bien, ya tienes una idea de cómo se comporta tu hijo y, quizá, tú tienes una forma de aprender distinta a la que él tiene. Por ello, la forma en que le explicas las cosas que contigo han funcionado no tienen el mismo resultado con tu hijo.
Por ejemplo, cuando el profesor explica una clase de forma oral, los alumnos auditivos se encuentran a sus anchas pero no ocurre lo mismo con los alumnos visuales o auditivos. Y lo mismo sucede en casa cuando tú se lo explicas a tu hijo.
Entonces, para que tu hijo lo entienda, tienes que adaptarte a su forma de aprender y echar mano de diferentes recursos para explicarle los temas. En el colegio es mucho más difícil que el profesor realice esta adaptación aunque es posible hacerla, simplemente debería explicar un tema con varias técnicas o apoyándose en recursos muy diferentes y no sólo hablando, con libros de texto y escribiendo en la pizarra.
En la siguiente tabla te resumo los recursos que puedes utilizar a la hora de hacer los deberes con tu hijo, clasificándolos según los tres estilos de aprendizaje.
Ahora bien, te aconsejo que seas como el profesor de clase y que no utilices en exclusividad una forma por mucho que tu hijo dé muestras de ser de ese tipo.
Lo óptimo es utilizar recursos de los tres tipos para conectar con el sentido por el que tiene preferencia y estimular los otros.
Visuales |
Retienen más información cuando se presenta visualmente |
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Auditivos |
Aprenden más eficazmente al oír la información o explicación |
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Kinestésicos |
Aprenden haciendo, a través del sentido del tacto o con actividades que requieren el movimiento de las extremidades |
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Por último, puedes enseñar a tu hijo trucos para poder aprovechar el tiempo que permanece en clase adaptando la forma de explicar del profesor a su estilo de aprendizaje. Por ejemplo, cuando la clase es principalmente por vía oral y no es el estilo de aprendizaje que predomina en tu hijo, dile que tome muchas notas con gran detalle.
Si le es posible, que destaque puntos importantes con flechas, iconos, subrayados, etc. aunque esto lo puede hacer en casa cuando repase los apuntes. Todo esto hace que los niños visuales vean la información y que los niños kinestésicos tengan una estimulación motora mientras están escribiendo.
Si la lección del día requiere copiar mucho de la pizarra, los niños auditivos pueden mover los labios (hablar en silencio) al mismo tiempo que copian, de esta forma están recitando para sí mismos lo que están escribiendo. A los niños kinestésicos les es muy difícil estar concentrados sin hacer nada, por ello, copiar de la pizarra o tomar apuntes “al dictado” les mantiene activos.
Fuente:
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