Azul 318
Voy conduciendo a toda prisa, por las calles calientes de la ciudad de Buenos Aires.
Busco la autopista del sur, no quiero más semáforos que me detengan.
Julio me necesita y está solo. Hace años que somos amigos y hermanos por elección. Apenas me llamó al celular salí corriendo a buscar el auto.
Estoy casi en el límite de velocidad. Siento que no podré controlarlo, creo que hoy voy a volar.
No hay mucho tráfico. Por suerte no es hora pico. El asfalto brilla. Avanzo por el carril izquierdo casi al límite permitido.
Tengo la imagen de mis amigas del club. El lunes nos encontraremos para nadar, luego almorzaremos juntas y charlaremos cada semana. Sonrío, las quiero mucho.
Escucho una sirena, ¿es una ambulancia? No. Es la policía
¿Me detendrán? Bajo la velocidad un poco y me cambio de carril para que pasen. Ni me miraron. ¿Dónde irán tan apurados? Seguro hay algún accidente más adelante.
Retomo el carril rápido y aumento a 120 km . ¡Carajo! tengo que apurarme.
Él me está esperando. Intento dejar un mensaje de voz al celular de mi hermano que vive más cerca. ¿Por qué no se me ocurrió antes? y me contesto, porque nunca se llevaron bien, jamás le interesó, nunca lo iba a visitar y sabía de su enfermedad. Bueno igual le aviso. Tal vez haga algo.
Otra sirena atrás mío. Me corro otra vez. Ahora pasan dos ambulancias.
Es evidente que hubo un accidente. ¿Podré pasar?. Tal vez bloquearon todos los carriles.
Acelero, hay pocos autos en esta mano.
Mi hermano dice que soy muy “amiguera”, que todos se me pegan -Siempre me critica-
Enciendo la radio para saber si dicen que ocurre, o si hay que desviarse. El periodista avisa que un accidente en la autopista del sur está por suceder en breves instantes. Un renault azul, patente terminado en 318 está por volcar. ¿De que habla? No entiendo.
Miro la radio con curiosidad. Que extraño, la patente de mi renault azul también termina con ese número.
Estoy llegando al peaje.
Una camioneta que no sé de dónde salió, me golpea de frente. Tengo el cinturón puesto, quedo adentro del auto que comienza a girar. El parabrisas se rompe porque una mujer entra como volando de cabeza directamente sobre mí. Nos miramos con terror, me golpea la cara.
Apenas la escucho, “perdón” me dice, casi adentro de mi cabeza. Con lo que queda de mi rostro le sonrío.” No te preocupes”- pienso-
Ahora ambas estamos flotando, veo la escena desde arriba.
Las ambulancias, la autopista, todo está debajo nuestro, incluidos nuestros cuerpos apilados entre los vehículos
“Hola, soy Graciela, creo que nos haremos amigas”. Me saluda.
Ya está. Se terminó. No llegaré a ayudarte Julio. Mi hermano irá a verte.
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