La verdad el internet no es más peligroso que cualquier otro sitio, las precauciones las tomamos nosotros y en cualquier lugar seríamos lastimados si no vemos lo que hay que ver. Aquí debemos de ser más cuidadosos, pues no se trata de escoger personal, sino de buscar a alguien con quien compartir, ya sea amistad o amor. Lo cual lo hace mucho, pero mucho más difícil. Después de todo somos seres humanos únicos e irrepetibles con gustos concretos, estándares especiales y niveles, cosas que detestamos, cosas imperdonables para nosotros o consideradas inadecuadas, etc. En mi caso, tengo evidentemente mil cosas que prejuzgo, estilo de ropa, forma de hablar, profesiones, ausencia de profesión, etc.

También existen hombres que ni cómo ayudarlos, algunos son tan machos que no se dan cuenta de su menosprecio a la mujer y osan querer conquistarla diciéndole “personita”, ¿qué será que nunca tuvieron relación con alguna mujer? Su mamá, por ejemplo.  Pero se dice “siempre hay un roto para un descocido”. Es evidente que en la búsqueda de pareja influyen factores tan determinantes como lo que nos gusta hacer, la forma de relacionarnos, la necesidad de contacto, la no necesidad de contacto, el tipo de comida que comemos, si nos gusta o no el teatro, cine, televisión; si hacemos o no deporte, si nos gusta o no salir en la noche, si solo viajamos en coche, si bailamos o no, si, si, etc.

Traten de ser sinceros. Por favor, ya sabemos lo complicadas de las relaciones humanas, pues se complican más cuando nuestro desconocimiento del otro se abre para conocer el engaño de lo que el otro no es. No entiendo como pretendemos conquistar escondiendo lo que somos, yo estoy segura del valor interno y cualidades increíbles de todo ser humano y si bien no vamos a caerles bien a todos, incluso quizás a quien nos encantaría encantar o cautivar; el hecho de pretender gustarle a alguien por lo que no somos, solo hace evidente la disfuncionalidad de esa posible relación, a menos que seamos lo que no somos y eso… no se puede.  

Pero debo reconocer la serie de memorables experiencias al compartir largas cartas con dos o tres hombres, super interesantes y con quienes el tiempo pasaba ligero escribiendo. Uno de la India, quien mostraba una suavidad extraordinaria y me permitió conocer aspectos lejanos y diversos, como la falta de respeto a la cristiandad en Dubai, la soledad de alguien diverso en país ajeno, la ternura y compromiso de un hombre con el trabajo, esfuerzo y dedicación.

También un español que me ayudó a saber que Don Quijote estuvo dedicado… a su bisuabuelo (disculpen mi ignorancia), me platicaba de su diario vivir y su monotonía, haciéndome participe de su vida y su sentir; conociendo como piensa alguien diferente y acompañándome en un proceso de autoconocimiento.

Es pertinente el señalar como nos puede cautivar el escribirnos con alguien, soñar con sus palabras, creer identificarnos con él plenamente, con valores increíbles, que pudiera comprendernos como nadie y sentimos admirar y querer pasar la vida con él, que quien está detrás del chat es el mejor de los hombres para nosotras; pero la química es tan trascendente, las cartas pueden perder sentido si su autor no nos resulta atractivo. Nada más piensen en que ese “escritor” increíble es un hombre con características físicas consideradas por ustedes “horribles”; es gordo y ustedes odian a quien come mucho; es bajo y ustedes han soñado con un hombre alto; es pelón y ustedes quieren acariciar una melena; es poco atento y ustedes fueron educadas en las formas; hace ruido al comer y ustedes son las creadoras de la buena mesa, etc. Quizás puedan brincar este primer tropiezo; sin embargo, ese paso requiere de esfuerzo, así no se emocionen mucho antes de que el momento de conocer a su contraparte de conversación llegue.

Les comento como esa presentación, en mi caso, ha tenido resultados de tragicomedia. Solo para ejemplificar, recuerdo el caso de como un hombre paso a mi casa a recogerme, trazo error –nadie debe de pasar a tu casa antes de que te interese seriamente y sepas que puedes tolerarlo el tiempo que él quiera, pues no podrás regresarte en el momento que desees - el caso es que paso a mi casa, deseando ir a la Marquesa (¿pero qué piensan los hombres? No lo conocía y me iba a ir en carretera con él, no puedo ir al campo como mi primera opción para conocernos; además yo soy fresa, mi ropa no es adecuada, etc.) Habrá que ver que cuando de conquistar se trata, hay que actuar con lo mejor que tenemos, creo yo. Este sujeto consideró el invitarme a un bufet como lo mejor opción y claro, ¿por qué no ir adelante en todo? nunca voltear a ver si me había matado con el plato, vaso, etc. y aprovechar para mientras, él ver a todos lados, buscando entre los comensales si alguien lo reconocía como celebridad –imagino-, sentarse y comer antes que nadie, bueno en verdad, antes que yo. El eterno encuentro termino (creía yo) cuando me llevo a mi casa y para mi sorpresa se introdujo en mi domicilio, impidiendo mi educación formal que lo acompañara a la salida. La plática de toda esa mañana ha sido tan increíblemente absurda que no creo recordarla, pero baste señalar como pareció una extraña promoción de ventas, diciendo que se casó con una mujer que no amaba, su exsuegra lo adoraba (¿por qué en esta sociedad machista las madres de las mujeres adoran lo que no puede ni idolatrarse?). Qué él había sido tan lindo con ella y nunca pidió parte de la casa que ella heredo –ahora resulta que no obstante a la ley de la herencia y como ésta no forma parte del patrimonio conyugal, él era espléndido por haber optado por no pedir nada, jaja.) En fin, mi hígado agradece mi falta de memoria y solo baste decir concluir como cuando se fue me dijo: “ojala que podamos volvernos a ver, porque me caíste muy bien” ¡Dios, mi valor depende de que le caí bien! Jamás me hizo un comentario agradable, no a mi ropa, mi forma de caminar, reír, peinarme, puntualidad, nada. ¿Se imaginan a este hombre en 6 meses de convivencia, no, no por favor? Además me dijo, cuando me referí a mi recamara, corrigiéndome “nuestra recamara”, ¡para Ripley! Se quería ir a vivir a mi casa, jaja Claro a las 3 horas me invito para conocer a sus hermanas, ¡Dios que horrible!  ¿Cómo para qué?  Si un hombre es desatento y egoísta en su primera cita, ¡Cuidado, solo va a ser Peor!

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