Así debía valorar como yo, y muchas, si tenía hijos, en edades ya de adolescencia uno y dos adultos, pero al fin y al cabo hijos los tres y en eso era y soy afortunada. Creo que si el tiempo regresara haría todo de nuevo por tenerlos a ellos, llenan mi vida, pero son independientes y debo soltarlos y además hijos implican tener tiempo ya entregado.

Yo también, ahora separada, debía trabajar, ¿no lo había yo siempre hecho? y ahora tenía una necesidad mayor, al no pelear nada patrimonial y haberme quedado con la mitad de lo ya ganado y el futuro sola, hoy debía comenzar en lo económico más vieja, cansada y con menos. Pero eso sí, con mayores necesidades al tener que continuar con los gastos de mis hijos, ahora mayores gastos, como su edad. Nada nuevo para mí, pero si sintiéndome sola y sin un aparente apoyo inmobiliario –quizás solo existente en mi cabeza- pero finalmente la realidad era mi situación como mujer autosuficiente (gracias a Dios, padres y yo), profesionista, con casa –propia, jaja- perdonen el chascarrillo-, pero sin un buen trabajo, no los anteriores, así que estaba en una situación problemática, pero nada insufrible.

La limitante de dinero, es también limitante de salidas, de cafés o sitios en donde pueda uno encontrar a un hombre. Bueno, si tales sitios existen.

Además, primero había que reconocer la existencia en el mundo de hombres que podrían sentirse atraídos por mí. ¡Cosa tan rara!  Si durante muchos años habíamos sido casi asexuales con todos. Coquetear era una aventura tan lejana como caminar en marte. ¿Dónde salir? Si siempre se había salido comprometida a una relación, quizás inexistente, pero al fin comprometida a ella.

Si en México hay 112,336,538[1] personas entre las cuales alguien casi a mitad son hombres. Alguien nos debe parecer ideal ¿o no? Nuestras opciones se abren y sin embargo, cuando salimos a la calle, parece no existir alguien con quien podamos relacionarnos de forma profunda. No implica el no sonreírle a todos los que nos rodean, incluso si somos afortunadas muchos nos conozcan, no solo de nombre, sino en un ambiente más personal. Pero la verdad a pocos podemos llamarlos conocidos y a menos amigos.  Así que buscar entre todos nuestros compatriotas, es realmente una posibilidad existente, pero difícil. Estamos solas y pensamos que así no es como debiéramos de estar o como nos gustaría estar, debemos poner manos a la obra en la búsqueda del hombre “ideal”, somos mujeres del siglo XXI, con una computadora, lap o tablet junto a nosotros, la opción lógica es Internet, Google o “San Google”.

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