POR: BIA SANTOS
http://espai214.org/ambience/index.html
Resumen
Ambience: la puerta abierta para entrar…., está compuesta por espacios virtuales, puertas que te llevan a habitaciones que buscan reflejar los comportamientos domésticos de manera lúdica, como la vida online tiene una vida propia, paralela a la vida offline.
La obra está compuesta por elementos de lo cotidiano doméstico. Nos encontramos con puertas, interfaces iniciales de navegación, que en un primer momento se encuentran cerradas. Percibimos que las llaves no existen, que las puertas nos dan el acceso a un espacio, un recorrido de reflexiones acerca de la casa como espacio abierto, sin llaves que la cierren.
… tu no tienes la llave, nadie tiene la llave. Nadie nunca la tuvo. No necesitamos de llave. La puerta está abierta. Entre en su casa[1]
Ambience: la puerta abierta para entrar …. es un espacio virtual que representa una casa onírica, en la cual sus habitantes pasan a tener una nueva forma de relacionarse, en el espacio privado de la casa, con el espacio público a partir de la nuevas tecnologías. En ese sentido Ambience refleja ese espacio ocupado por la mujer, donde el ambiente domestico pasa a tener nuevas aberturas y posibilidades de relacionarse con el mundo, a partir de la inclusión de las nuevas tecnologías, desde sus propias habitaciones. Está compuesta por nueve habitaciones distintas. Los elementos del interface se han desarrollado a partir del dibujo bordado que marca la expresión de lo femenino presente en ese espacio.
Procuramos desarrollar espacios virtuales que de cierta manera están relacionados con un inconsciente colectivo, en lo que corresponde a la manera que nos relacionamos con la Red desde nuestro espacio privado. Este espacio pasa a ser compartido e integrado en el espacio público a través de una pantalla. El estado online que hoy está presente en la mayoría de los hogares a través de ordenadores personales, del móvil u otro dispositivo wiffi, nos permite entrar en un estado de comportamiento donde todo o casi todo es compartido, pasamos a encontrar, a recordar, a experimentar.
La obra está compuesta por elementos de lo cotidiano doméstico, representados a partir de dibujos bordados, que generan interfaces de navegación. Nos encontramos con puertas como interfaces iniciales de navegación que en un primer momento se encuentran cerradas. Percibimos que las llaves no existen, que las puertas nos dan a un espacio, un recorrido de reflexiones acerca de la casa como espacio abierto, sin llaves que cierre su acceso.
Esta casa está impregnada de actividades domésticas, su práctica diaria las han rebajado a la categoría de rutina -donde todos los días hacemos todo siempre igual- ahora pasa a tener ventanas que están abiertas a nuevas posibilidades de encuentros y reencuentros, de acciones y actividades. Ambiencie es una obra cuya construcción es procesual; los espacios oníricos están siendo creados poco a poco, en un proceso continuo de reflexión sobre los comportamientos generados en el hogar a partir de las nuevas tecnologías que pasan a ser un elemento esencial en el ambiente doméstico.
Entre estos espacios podemos destacar la tercera habitación “El ajuar” (imagen 2A/2B) en la que hemos propuesto a algunos usuarios de la Red, que nos enviasen por correo electrónico imágenes de algo que supuestamente podría estar guardado en ese cajón y que pasa a ser revelado a partir de la invasión de las nuevas tecnologías en nuestras casas, dejando de ser espacios privados para convertirse en espacios públicos, donde compartimos experiencias, ideas, momentos, inquietudes, deseos, secretos que antes estaban guardados tras las paredes, puertas y ventanas de nuestras casa. Ahora esos cajones se abren en el espacio virtual, donde pasan a formar parte de un todo. La identidad, se muestra oculta pero se revela a medida que navegamos por esa cajonera onírica, que se abre a cada click,, nos hacer revelar lo mas intimo, lo que podría ser un objeto de colección único, pero que ahora hace parte una colección conjunta que compartimos entre todos.
“El ajuar” (imagen 2A/2B)
Yo… no pensaba en conservar lo nuevo, si no en renovar lo antiguo. Renovar lo antiguo mediante su posesión en el objeto de la colección que se me amontonaba en los cajones. Cada piedra que encontraba, cada flor que cogía y cada mariposa capturada, todo lo que poseía era para mí una colección única. “Ordenar” hubiese significado destruir una obra llena de castañas, con púas, papeles de estaño, cubos de madera, cactus y pfennigs de cobre que eran, respectivamente, manguales, tesoro de plata, ataúdes, palos de orden y escudos […].
Walter Benjamin[2]
Lo que guardamos puede ser revelado a través de símbolos que afloran en la memoria, a través de momentos, recuerdos y historias. En los cajones guardamos objetos-recuerdos, pueden estar a la vista o no, abiertos o cerrados, arreglados o desarreglados.
Podemos destacar otra habitación que se titula “La espera” , en esa habitación nos encontramos con una silla mecedora y el sonido de una caja de música, el típico sonido de las cajas en las que reciben regalos las chicas cuando hacen la puesta de largo y se presentan a la sociedad como mujer. Cuando la adolescente es así bendecida por los padres para hacer vida social autónoma. Pero esa chica preparada para estar en la sociedad, también empezaba su preparación para en un futuro, contraer matrimonio y asumir las labores domésticas, labores que la sociedad marca dentro de una división de género, donde lo masculino está centrado en las tareas exterior y lo femenino en lo que corresponde al quehacer interior, o sea, en el espacio privado del hogar. “Simone de Beauvoir toma dos conceptos de Hegel, inmanencia y trascendencia como calidades de constituir la representación del universo masculino – como productor – y del femenino – como reproductor.[3]
En estos conceptos preestablecidos, la mujer es imposibilitada de desviarse de lo que se marca como su función y no como una opción, la de ser madre y dedicar su tiempo a cuidar de los demás, debido a que el acto de “engendrar, de amamantar no constituye actividades, sino funciones naturales” como afirma Simone de Beauvoir en su libro “El segundo Sexo”. Eso hace que la mujer esté vehiculada al universo del instinto, y siendo así lo que sería una opción personal por ejemplo ser madre, pasa ser una función preestablecida.
Así surge la cuestión: ¿qué esperas de la casa? Esa pregunta es formulada, como una intuición reflexiva sobre lo que la casa nos aporta, o como pensamos o deseamos que sea la casa, ese local ocupado donde vivimos y proyectamos nuestros deseos e inquietudes. Esa habitación tras la mirada de la mujer dirigida a sí misma y al espacio en que ella construye, lejos de lo que se establece en nuestra sociedad.
Otra puerta de Ambience, nos lleva al link de un Blog.art, la obra “Entre las cuatro paredes del hogar” , es una reflexión sobre las distintas maneras que un mujer sufre la violencia de género. En general cuando hablamos de violencia marchista de pronto pensamos en una agresión física. Esa es la que más repercusión tiene, es la que pone en evidencia. Pero poco a poco, entre las cuatro paredes del hogar, silenciosamente algunas mujeres sufren cada día alguno tipo de violencia sin que ellas mismas asuman esta realidad. La obra está presentada a través de una plataforma de Web 2.0 (http://entrelascuatroparedesdelhogar.blogspot.com/), no como un repositorio de información sino como una obra net.art donde los hipervínculos proporcionan una navegación laberíntica hasta llegar al vínculo final que lleva a la web de atención a la ciudadanía del Ministerio de Igualdad.
Invitamos a todos a entrar en Ambience y perderse en ese espacio onírico de la casa y sus movimientos, aquí hemos presentado algunas puertas abiertas de ese espacio, pero todavía tenemos puertas a descubrir que poco a poco serán desveladas, por tratarse de una obra en construcción. En cualquier momento nuevos espacios surgen en esa casa on-line para hacer una vida paralela a nuestras casas off-line.
Por tanto concluimos que en los últimos años, la mujer, viene conquistando nuevos espacios, en distintos ámbitos de la sociedad, destacándose en la política, en la investigación, en los sectores empresariales, en la cultura y como no en el hogar. Desde las conquistas de los movimientos feministas, donde las mujeres lucharon por el derecho al voto, por el derecho de igualdad en todos los terrenos, buscando la universalización de los valores democráticos y liberales, vimos que la educación de la mujer fue fundamental para la inserción en el campo del trabajo, abriéndole la posibilidad de conquistar su autonomía en relación al varón.
Sabemos que todavía son pequeñas conquistas, pues vivimos en un mundo lleno de muchos mundos. Distintas situaciones ocurren en el actual siglo XXI, donde actualmente muchas mujeres viven historias que podríamos considerar del siglo pasado, como la represión, la discriminación por su condición de mujer, la agresión por parte del varón, entre otras, sin hablar de lo que ocurre en la cultura oriental, donde todavía muchas mujeres no tiene el derecho de exponer su rostro, siendo prohibidas de tener la autonomía con su propio cuerpo.
Con el avance tecnológico contamos con un cambio importante dentro de muchos hogares, el espacio pasa a ser ampliado, no hace falta salir a la calle para estar en el mundo. Lo que llamamos espacio privado ahora se hace público, defendemos la llegada de la cuarta ventana o sea Internet como el vehículo que nos lleva a transitar más allá de las cuatro paredes de la casa. Hoy para desplazarnos no hace falta salir de casa, nos comunicamos, visitamos, conocemos y relacionamos a través de una pantalla. La intimidad pasa a ser compartida y las relaciones pasan a ser en muchos casos virtuales.
En el campo del arte, el acto de compartir la intimidad, es utilizado por muchas artistas que expone sus momentos íntimos con los espectadores como forma de cuestionar la posición de la mujer, de exponer sus ideas y sentimientos, utilizando el cuerpo como espacio de producción y asentamiento de la subjetividad, indagando en torno a la memoria y la experiencia privada. Los medios tecnológicos vienen siendo grandes aliados del arte para que muchas de esas obras sean desarrolladas.
Con los nuevos medios nuevas formas de expresiones están presentes, como es el caso del Net-Art, lenguaje artístico que cada día pasa a ser utilizado por artistas, que de una cierta manera les proporcionan una autonomía en relación a sus obras, al margen del llamado mercado del arte. Esa autonomía hace posible proyectos colaborativos comprometidos con las causas relativas a la propia condición de la mujer.
REFERENCIAS
[1] P. Lévy, O fogo liberador. 2.ed. São Paulo: Iluminuras, 2001. p. 15
[2] W. Benjamín, ”Armarios “, Infancia en Berlín hacia 1900. Alfaguara, Madrid, 1982, pp. 105-104
[3] S. Murillo, El mito da la vida privada. Ed. Siglo XXI de España Editores S.A., Madrid, 2006. p.9
G. BACHELARD, La poética del espacio. México: Fondo de Cultura Económica, 1983
J. L. BREA, La era postmedia: Acción comunicativa, práticas (post)artísticas y dispositivos neomediales. Salamanca: Varona, 2002.
J. CARRILLO, Arte en la Red. Madrid: Arte Cátedra, 2004.
K.DEEPWELL, Nueva crítica feminista de arte: Estratégias críticas. Madrid: Ediciones Cátedra, 1998.
S.PLANT, Mulher Digital: o feminino e as novas tecnologias. Rio de Janeiro: Editora Rosa dos Tempos, 1999.
G. PRADO, “Estudo e Criação de Site da Arte na Internet”, Encontro Nacional da ANPAP. Anais, São Paulo, p. 296-303, 1997.
P. VIRILIO, O Espaço Crítico. Rio de Janeiro: Ed. 34, 1993.
Y. ERGAS. "El sujeto mujer: el feminismo de los años sesenta-ochenta", en Duby y Perrot (dirs.), Historia de las mujeres, Taurus, Madrid 1993.
R. ZAFRA, Un cuarto propio conectado. Fórcola Ediciones, Madrid, 2010.
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