En un constante movimiento de los medios de comunicación en donde se pretende tener un alcance global, debemos ser cuidadosos en el contenido que se publica y en tener la capacidad de consumirlos con un enfoque critico que valide de acuerdo a nuestros fundamentos la veracidad.
Debemos entender que los mensajes pueden alterar o fortalecer las costumbres y el comportamiento social, y movilizar a los ciudadanos para adoptar medidas progresistas. Lo ideal sería que los medios de comunicación se caracterizaran por su veracidad e imparcialidad, pero en realidad su cobertura informativa no suele ser muy precisa, incluso en lo referente a las mujeres y a sus perspectivas. Las mujeres que se dedican a la política, por ejemplo, pueden no aparecer mucho en las noticias, ya sea antes de las elecciones o después de ellas. De hecho, es posible que sólo se presente a las mujeres como víctimas o celebridades.
En general, los medios de comunicación siguen fomentando los roles tradicionales tanto de mujeres como de hombres. En las revistas y en la publicidad, las mujeres siguen apareciendo como objeto sexual, a pesar de la intención de cubrir la imagen femenina con un barniz de modernidad y presentarla desarrollando roles profesionales. Se continúa mostrando a la mujer preocupada por su aspecto físico y nunca por el intelectual, mientras que los hombres se muestran interesados por los deportes y la tecnología. Aunado a ello, la mujer que trabaja es presentada en posiciones de subordinación (Menéndez 2001; Ortiz, 2001).
En el cine, la prensa y la radio, las actividades y los intereses de las mujeres no van más allá de los confines de la casa y la familia. Se caracteriza a las mujeres como esencialmente dependientes y románticas, y rara vez se las presenta como racionales, activas o aptas para tomar decisiones. ¿Qué imagen se ofrece de las mujeres desde los medios de comunicación? Nuestra dignidad ha sido despedazada por medios que hacen uso de nuestros cuerpos, que los distorsionan; que nos transforman en objetos, en bienes de consumo vendibles. En este marco, las mujeres son explotadas en términos de su sexualidad y de su apariencia física.
Se nos vende como posible y deseable la imagen de la mujer profesional que mantiene una maratoniana jornada de trabajo en su despacho, al que ha llegado tras despedir con un beso a sus niños en la puerta del colegio; y desde el que regresará a su casa muchas horas después con el ánimo suficiente para hablar con su pareja, poner en orden todos los resortes del bienestar doméstico, y llegar a la cama tan perfecta, bella y bien peinada como cuando deslumbró a propios y extraños al comenzar el día…Pero es mentira. No hay superwomen y todos los mayorcitos deberían saber que, al igual que Superman, esos prototipos son sólo de cómic. Es más, la dura realidad está derivando en graves problemas de estrés y desgaste para las mujeres, que frustra nuestra vida laboral y personal hasta el punto de desear la vuelta a la casa y de renunciar a nuestras aspiraciones profesionales como solución al estado de ansiedad y cansancio de un día a día tan agobiante como insatisfactorio (Lorente, 2001).
En México, en 2003, las mujeres de 15 años y más registraban una tasa de participación económica de 38 por cada cien, mientras que en países de Europa, en Canadá, Estados Unidos y Australia, dicha participación era más acentuada (entre 50 y 70 por cada cien),13 lo que evidentemente convierte a las mujeres en actoras fundamentales de las economías nacionales y de la mundial. Sin embargo, como lo sugieren datos del Global Media Monitoring Project, las mujeres apenas son sujeto informativo en los periódicos o en los noticieros televisivos (17 y 18 por ciento en 1995 y 2000, respectivamente). Esta situación lleva a que las mujeres no se sientan aludidas por lo que los medios de comunicación transmiten.
A fin de que los medios de comunicación logren presentar contenidos que tanto la población femenina como la masculina puedan identificar como propios, a continuación se incluyen algunas recomendaciones, resultado del análisis presentado en el documento “Las mujeres y los medios de comunicación” por el Instituto Nacional de las Mujeres México y sugeridas por distintas autoras, estudiosas de los medios de comunicación, grupos de mujeres y mujeres, así como por las agencias internacionales:
A decir de Lovera (2000), nos queda el gran reto de encontrar las mejores vías para que se produzcan transformaciones profundas, tanto en el contenido como en la democratización de los medios de comunicación. Así como encontrar camino de nuestra creatividad al expresarnos para que los mensajes logren difundirse y tener el impacto.
Comentario
Excelente perspectiva ! gracias por compartir
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