Dicen que el éxito deja huellas, y después de leer “Loosing My Virginity” de Richard Branson, no me quedó la menor duda. La trayectoria de este tycoon británico está llena de indicios, pasos y experiencias de las que hay que aprender. Como emprendedora por mucho tiempo, encontré información valiosísima que puede serle de inmensa utilidad a otras mujeres que estén desarrollando un negocio o emprendimiento por su cuenta.
Comparto las 10 lecciones que encontré en su libro y algunas reflexiones al respecto:
- Atrévete. Nada te lleva más cerca del lugar al que quieres llegar que atreverte a dar el primer paso. Si eres como yo, que piensa todo ochocientas veces, te darás cuenta de que a veces el sobreanálisis conduce a la parálisis. En estos tiempos, es lo que menos necesitamos.
- Trabaja y colabora con personas que saben más que tú en otras áreas. Esto es fundamental. ¿Conoces personas que temen al talento y la competencia latente de otras y otros? Pues para Sir Richard Branson, la manera de cumplir sus metas de negocio y alcanzar sus objetivos ha consistido en rodearse de personas que saben más que él en áreas en las que él sabe poco o de plano no tiene idea. Por supuesto, hay que encontrar un equilibrio ganar-ganar, en el que todas las partes involucradas se sientan incentivadas para colaborar y trabajar juntas, pero la clave esta en la complementariedad de talentos.
- Crecer con dinero prestado y deuda. Esta fue posiblemente una de las lecciones más importantes que encontré. Para muchas mujeres adquirir deuda o pedir dinero prestado resulta abrumador e imposible, entre otras cosas -y la historia da cuenta de ello- por las barreras que las instituciones financieras ponen y por la poca educación financiera que muchas tenemos. Entonces, si esperas a tener tú la liquidez necesaria y los recursos financieros tu emprendimiento, proyecto y gran idea es probable que se queden en el tintero. Ojo, NO, repito, NO se trata de salir a endeudarte sin previsión y sin un plan. NO es esto lo que estoy diciendo. Es necesario educarte financieramente, rodearte de personas que saben y tener clarísimo lo que estás haciendo, pero esta es una manera de inyectarle energía y viabilidad a tu negocio. (Existen por supuesto negocios que no requieren inversión, pero lo pongo sobre la mesa porque a muchas mujeres nos cuesta mucho pensar en esto.)
- (Pre)ocúpate por tu gente. Son tu equipo, una extensión de tu familia empresarial y gracias a las personas que colaboran contigo tu proyecto puede o no tener viabilidad. Hay quienes dicen que son más importantes las y los inversionistas y accionistas. Sin duda lo son, pero una de las lecciones de este libro es que debes hacer y dar todo para que las personas que trabajan contigo se sientan respetadas, reconocidas y no quieran estar en ningún otro lugar más que contigo. Se trata de dar valor a tus clientes e inversionistas, por supuesto, pero en primer lugar a tu equipo.
- Conecta con tu mercado. Todos los esfuerzos y acciones que puedas llevar a cabo para comprender, conectarte y ponerte en los zapatos de tu clientela y tu mercado son pocos. Tienes que entender cómo respiran tus clientes, que les gusta, que no, qué piensan, con qué sueñan. Es la única manera de poderles vender y dar valor.
- Piensa en el largo plazo. Esto me pareció uno de los conceptos centrales de las huellas del empresario. Hay empresas que piensan en las ganancias inmediatas y esas son su objetivo. Está bien y es un modelo de negocio. Pero si quieres trascender, escalar y potenciar tu negocio, piensa en el largo plazo. Piensa en dejar huella con tu empresa, tus productos y tus servicios, no sólo en venderlos y ya.
- Ten muy claro quién es tu competencia. Entrarle al mundo de los negocios, a cualquier nivel, implica conocer bien quién es tu competencia. Invierte tiempo en conocer con quién compites, qué ofrece, cómo lo ofrece, cuáles son sus estrategias de negocio y cómo logra sus objetivos. En ese trabajo puedes encontrar oportunidades y el valor que tu mercado necesita.
- Capacidad de resiliencia. Sin duda, esta fue una de las lecciones más atrayentes de todo el libro. Si algo tiene Branson es una capacidad de resiliencia infinita. Su vida es un ejemplo de reinvención permanente y de aprender de los errores y desaciertos constantemente. Quien entra al mundo de los negocios sabe que para tener éxito hay que fracasar muchas veces. Si te desanimas a la primera o piensas que porque te equivocaste eres un fracaso, no avanzarás. ¿Te equivocaste? ¡Genial! ¡Ya sabes que es lo que no tienes que hacer y empieza de nuevo por otro camino!
- Aceptar cuando las cosas ya no deben seguir. Esta es una lección difícil de aprender, sin duda. Es importante saber cuándo debemos seguir insistiendo en algo y cuando dejar de hacerlo. Hay que ser tenaces, pero entender que seguir con algo cuando hay señales por todas partes de que ya no tiene caso, se llama necedad. El costo de la necedad puede ser muy cara en los negocios, físicamente y emocionalmente. La línea que divide la tenacidad con la necedad es muy delgada, hay que saberla reconocer y aceptar.
- Reconocer y darle espacio a tus grandes amores. Si, leíste bien: a tus amores. Una vida de trabajo nada más es desequilibrada y hay que darle cabida a nuestros amores y pasiones en ella. El éxito empresarial en soledad puede ser muy amargo. Para Richard Branson la familia es clave en su trayectoria de éxito, empezando por su madre y padre, siguiendo por su esposa, hija e hijo. Los amigos han sido importantes y su pasión por la aventura, que es uno de sus amores también. Cada quién tiene los suyos, pero el mensaje de fondo es: no tienes que sacrificar uno por otro, busca la manera de combinarlos y hacerlos igual de importantes den tu vida. Por momentos a unos les dedicarás más tiempo que a otros, pero no eso no les resta valor ni importancia. Tenlo siempre presente.
¿Qué piensas? Si has leído a Branson y conoces su vida e impacto en los negocios, ¿qué otras lecciones añadirías?
Saludos y que tengas un gran inicio de semana.
Publicado originalmente en LinkedIn el 31 de mayo del 2020
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