Hace unos cuantos meses, casi a la par del encierro declarado en la pandemia, una visionaria emprendedora, designó un espacio a la semana para intercambiar y convivir. El espacio debía ser virtual, con el riesgo de fallo en la tecnología, la invitación se hizo a una comunidad concreta, podría decir como un panal de abejas, donde muchas intervienen pero cada una está en su propia ocupación, todas solidarias construyendo un mundo más equitativo, más justo, más abrazador.
El…
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