Cuando un par de manos llanas complicitan en silencio, al ritmo de una lazada, además de hacer creaciòn, se aficiona uno que las manda, a sus miles de implicancias.
Tejer es vivir desde la "observanza" de cada mil enredos ocurrente en la avanzada.
Uno aprende el gran beneficio de la iterante pasada, recavando la enseñanza que lo monòtono entrega.
Uno entiende el gran atributo que conlleva la perseverancia y sobre todo a punta de nudos, uno…
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