Ayer en la noche tuvimos la segunda reunión virtual en el chat de Mujeres Construyendo. Roxana Aguilar (@roxana_psico), psicóloga, bloguera y mujer mágica, nos hablo sobre las  "13 cosas que debemos saber sobre la naturaleza femenina".  
La sesión en si fue una maravilla, prueba de ello fue que en la primera reunión -que fue hace un par de semanas- no agotamos los temas propuestos y a petición de las participantes organizamos una segunda sesión.  Roxana nos habló de temas fantásticos y diversos, tan cercanos a nuestra esencia femenina y tan lejanos de nuestra conciencia, que me resultó sorprendente darme cuenta de la gran ignorancia con la que he vivido mis más de cuatro décadas al respecto. 
No entraré en los detalles de los dos encuentros, sólo mencionaré que redescubrir el valor de las brujas en la historia fue genial y que el número 13 ya se está convirtiendo en uno de mis favoritos. A las mujeres sabias se les acusó de brujas, se les quemó, se les hostigó, se les marginó en el mundo occidental cristiano.   Con esta acción, la sociedad perdió el acceso a su sabiduría y a su experiencia y se construyeron instituciones que parecen inacabables (sobre todo en la mente de tantas personas...) e indestructibles como la "Santa" Inquisición, hoy llamada Congregación del Santo Oficio o Congregación para la Doctrina de la Fe.  Ser mujer, inteligente, sabia, curiosa y pelirroja significó durante mucho tiempo tener un destino garantizado: ser quemada, ahorcada y torturada a nombre de Dios. Hoy no se le quema a las mujeres de manera literal (aunque esto es una triste realidad en muchas partes del mundo aún, tal vez no con fuego pero si con ácido), pero si se les hostiga por ser sabias, diferentes, por no aceptar las reglas de una sociedad patriarcal, excluyente, autoritaria y discriminadora.  Roxana nos hizo ver que ser "ser bruja" es una bendición, pues serlo no es otra cosa que ser un ser femenino, con todo el potencial de esa verdad y con la fuerza, la creatividad, el amor, la riqueza que implica. 
Aprendí que el 13 es un número femenino asociado con los ciclos lunares, intrínsecamente femeninos y relacionados con los ciclos menstruales de las mujeres. El 13 ha sido el número del mal, del diablo, de la brujería a lo largo de la historia. Se ha estigmatizado de esa manera a lo largo en la narrativo oficial escrita con testosterona en donde las mujeres han estado marginadas y han sido objetos, no sujetos y en donde su presencia se ha minimizado, denostado y despreciado. El "13 de la mala suerte" por ser el número femenino, de la luna, de las mujeres, de la menstruación, de la sabiduría....

Mientras las participantes y el participante,(pues ayer se sumó un hombre a la conversación), escribíamos a la velocidad que nuestros dedos nos permitían sobre el teclado, me sustraje en un momento de la conversación y me sorprendí y maravillé sobre la realidad que estaba viviendo en ese instante. Estábamos personas de distintas partes del mundo (principalmente de América Latina por la diferencia de horario), quienes sin conocernos, compartíamos la sorpresa por lo que Roxana nos estaba enseñando y abrimos nuestros pensamientos y emociones en un chat para conectarnos, expresarnos, maravillarnos y conocernos en el proceso. En otro tiempo hubiera sido necesario encontrarnos físicamente en el mismo lugar para discutir, escuchar, aprender, conversar. 
Internet puede ser un arma muy poderosa para las brujas, para esas mujeres que quieren aprender, crecer, apoyar, hablar, discutir, expresarse, para quienes quieren cambiar el mundo, para quienes quieren dejar una huella. Quien quiere expresarse a través de este medio, puede hacerlo. Quién quiere aprender por la misma, también lo puede hacer. 

Por esto, sigo convencida de la importancia de que internet sea accesible para todas las personas, que el servicio mejore y que los costos sean razonables, sobre todo en México y en países que enfrentan contradicciones similares de desarrollo (Tener al hombre más rico del mundo -quién por cierto controla la red de internet en el país- frente a la mitad de la población viviendo en extrema pobreza).  Es vital para el desarrollo de un país que la educación digital sea central en la currícula educativa y que a las personas que son de edad, se les faciliten los medios para que puedan aprender y compartir su experiencia y sabiduría a través de él y se puedan conectar con otras personas.  Las mujeres son quienes padecen de manera más aguda las brechas digitales, siendo el entorno cultural una de las principales barreras para su acceso. 
Por todo esto fue que ayer volví a sentir asombro por la maravilla que es esta herramienta, por la fortuna de saber que existen espacios que nos permiten a las personas compartir conocimientos, experiencias,   talentos e inquietudes y por estar en medio de una conversación que fue profundamente enriquecedora.
Ser bruja y tener internet en este tiempo es una bendición. 
¿No lo ves así?
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