En en este todavía muy corto viaje como madre he desarrollado una catártica y honesta forma de establecer vínculos con las personas que además nos pone en una sintonía similar viéndonos en el otro como espejo: las lágrimas.

Es un glorioso mecanismo de identificación con ese desconocido-conocido que tiene el efecto de relajar la tensión y conectarte de forma inmediata con los sentimientos y el verdadero de ser de las personas. Lo más interesante es que tras desatar una tímida tormenta, la firma que le precede es una calmada sonrisa.

Es increible como los adultos vamos perdiendo de la misma manera una sonrisa que una lágrima. Las lágrimas, como las sonrisas no las expresamos con cualquiera y menos con alguien ajeno. Curiosamente desde el anonimato y barrera protectora atras de los millones de pantallas, todos sonreímos y lloramos cuando nos vemos identificados con un párrafo, una fotografía, una frase del día o la felicidad o tragedia de aquellos que nos parecen tan conocidos, aunque sean desconocidos.

La naturaleza del ser humano es fluir. Lágrimas y sonrisas son la declaración de la libertad que tenemos de fluir en donde sea y con quien sea.

Prácticarlo como ejercicio de vulnerabilidad es totalmente permitido.

Nos recuerda lo bien que se siente ser humano y no robot.

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Comentario de Karla de Lourdes Márquez Sandova el enero 30, 2015 a las 6:28pm

Tienes razón...conforme vamos creciendo parece que nos impusieran a guardar nuestras emociones: las lagrimas y sonrisas son manifestaciones de emociones intensas...y es maravilloso poder externarlas y también revitalizante...Comparto tu opinión al respecto

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