"Degenerando" la lucha de género por Odracir Barquera

"Degenerando" la lucha de género

por

Odracir Barquera


Una de las luchas más largas en la historia de la humanidad sobre inclusión y diversidad es la relacionada con el género. En todas las sociedades del mundo, desarrolladas o no, persisten los estereotipos sobre los roles que deben jugar mujeres y hombres para la convivencia en sociedad. Algunos países han logrado dar pasos importantes; en su mayoría, países desarrollados. Pero en términos generales, a nivel mundial las mujeres siguen teniendo niveles muy bajos de participación, particularmente en posiciones de liderazgo y toma de decisiones, tanto en el sector privado como en el público.

Desde mi perspectiva, una de las principales razones para el lento avance de esta agenda es la sobrerepresentación de género. Cuando se buscan figuras que ejemplifiquen la lucha por la igualdad de género, es muy difícil encontrar hombres; la mayoría son mujeres. Aunque es entendible, es justamente esta situación la que permite perpetuar las diferencias. Sólo involucrándose ambos géneros será posible avanzar hacia una verdadera igualdad.

Pareciera que la lucha se ha “monopolizado”. Tanto en sector público como privado es visible. Por ejemplo, en ambas Cámaras del Poder Legislativo mexicano existen Comisiones por la Igualdad de Género; las dos son presididas e integradas únicamente por mujeres, sólo en la Cámara de Diputados hay un integrante hombre, de entre 27. En el sector privado, la gran mayoría de empresas con áreas dedicadas a inclusión y diversidad tienen a una mujer como encargada del área.

Como hombre, estoy plenamente convencido de la necesidad de lograr una mayor inclusión de las mujeres en todos los ámbitos posibles. Durante el último año, he estado involucrado activamente en un proyecto integral para lograr una mayor inclusión económica de la mujer en México. Ha sido un proceso arduo, y en ocasiones bastante tenso. Pero este proceso me ha permitido constatar que una agenda de esta naturaleza sólo es posible cuando tanto mujeres como hombres están involucrados.

Lo que he alcanzado a percibir es que, cuando esta lucha se vuelve únicamente de mujeres, se levanta la primera barrera de diálogo. De alguna manera, el interlocutor, en este caso los hombres, pareciera sentirse apabullado y se cae en una lucha entre géneros. Sin embargo, al momento de tener hombres participando, el ambiente se percibe menos tenso, logrando mayor apertura con una comunicación más fluida.

Entiendo que en muchos momentos de la historia de esta lucha, parecía imposible sumar hombres a la causa. Pero actualmente creo que habemos muchos más hombres dispuestos a sumarnos, convencidos de la urgencia e importancia del tema. Probablemente, falta un poco de proactividad de nuestro género; sin embargo, también sería importante que las mujeres inviten abiertamente a hombres que pueden ser aliados.

Para lograrlo, creo que hay un aspecto fundamental que debe cambiar: la narrativa y el discurso. La lucha no puede ser un mero tema de género. Esa argumentación tal vez fue suficiente en los albores de esta lucha. Hoy, hay muchos argumentos por los que la inclusión tiene sentido. Uno de los más importantes es el económico. Una mayor participación de mujeres en la vida económica de cualquier país, se traduce en mayor crecimiento, y éste se traduce en desarrollo y ganancias.

El proyecto en el cual he estado involucrado tomó esto como premisa. Y es justamente el hecho de tener una narrativa de corte económico y de competitividad lo que ha permitido tener avances y abrir más puertas. Habernos quedado en el argumento de género únicamente, nos habría llevado por la misma ruta que muchos otros proyectos que, en el mejor de los casos, se han quedado en el olvido.

Pero lo primero que debemos entender al sumarnos a esta causa, es que la raíz del problema sigue estando presente: los estereotipos. Y tanto mujeres como hombres somos responsables de la creación y mantenimiento de esos estereotipos hasta nuestros días. Por eso, la lucha por la igualdad de género no dará resultados inmediatos. Necesitamos que transcurra, por lo menos, una generación para realmente ver resultados concretos. Pero para lograrlo, debemos empezar ya a educar de manera distinta a la niñez.

Es indispensable que los valores que inculquemos en niñas y niños dejen de ser diferenciadores. Es crucial enseñarles que no es necesario seguir modelos de vida predeterminados sólo por pertenecer a un género. A veces no se repara en esto, pero los estereotipos no sólo complican la inclusión de mujeres, también complican a los hombres que buscan la inclusión pero que de cualquier manera están en una sociedad con visiones distintas.

Mientras no “degeneremos” la lucha por la igualdad de género, seguiremos por décadas o incluso siglos con avances magros. Es necesario democratizar esta lucha. Para ninguno de los dos lados será algo fácil, pero mientras más rápido lo hagamos, más rápido avanzaremos para algún día llegar a una sociedad en la que el género ya no sea materia de discusión.

Odracir Barquera es internacionalista y funcionario público, convencido de la necesidad de políticas públicas integrales y sólidas.Con trayectoria en organismos internacionales, iniciativa privada, sectores público y político. 

Contacto: obarqueras@gmail.com

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