Si posees claridad, si eres una luz interna para ti mismo, nunca seguirás a nadie

 
Jiddu Krishnamurti nació el 12 de mayo de 1895 en Madanapalle, un pequeño pueblo del sur de la India. La Dra. Annie Besant, entonces presidenta de la Sociedad Teosófica, adoptó a Krishnamurti y a su hermano cuando eran jóvenes y junto con otros proclamó a Krishnamurti como el próximo Instructor del mundo, venida que ya habían pronosticado los mismos teósofos. Para preparar el mundo para esa venida, se creó una organización mundial llamada “La Orden de la Estrella” y el joven Krishnamurti fue designado como su máximo dirigente.
Pero el joven Krishnamurti en 1929 renunció a ese papel, disolvió la Orden que ya tenía un inmenso número de seguidores y devolvió todo el dinero y las propiedades donadas para ese fin, se dedico a dar conferencias sobre el domino de la mente humana para liberar a los hombres de cualquier limitación y temor y de los problemas de vivir en una sociedad moderna.
A partir de entonces, durante casi sesenta años hasta su muerte el 17 de febrero de 1986, viajó por todo el mundo hablando a grandes audiencias y a individuos, de la necesidad de un cambio radical en la humanidad.

Krishnamurti es considerado mundialmente como uno de los grandes pensadores y maestros religiosos de todos los tiempos.  Inclusive recibirá en 1984 la Medalla de  la Paz otorgada por la  ONU.

 Les comparto uno de sus pensamientos:

Esa belleza creativa interna

Parte de libro El propósito de la educación.
Como es obvio, la belleza abarca la belleza de las formas, pero sin belleza interior, la simple apreciación sensual de la belleza y de las formas conduce a la degradación, a la desintegración. Sólo hay belleza interior cuando uno siente verdadero amor por la gente y por todas las cosas de la tierra; y con ese amor llega un tremendo sentido de consideración, de atención y paciencia. Puede que tenga una técnica perfecta como cantante, como poeta, puede que sepa pintar o hablar, pero sin esa belleza creativa interna, su talento tiene muy poco valor.
Por desgracia, la mayoría nos hemos convertido en técnicos, pasamos exámenes, adquirimos esta o aquella técnica para ganarnos la vida; pero adquirir una técnica o desarrollar cierta capacidad sin poner atención en el estado de ser interno genera fealdad y caos en el mundo. Si despertamos esa belleza creativa interna, ésta misma se expresará en lo externo y, entonces, habrá orden.

¡Gracias por leerme!

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