La cuarentena que debemos guardar por el COVID-19, ha acentuado las relaciones virtuales y ha trasladado al espacio digital, en gran medida, las actividades que se hacían de manera presencial, como trabajar, estudiar, comprar, pagar, entre otras.

Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), para quienes tienen acceso a ellas, han demostrado su utilidad para habilitar derechos y para facilitar a las personas la continuidad de su vida.

No obstante, dichas herramientas también han expuesto una diversidad de amenazas y delitos cibernéticos que han provocado pérdidas económicas, afectación de reputaciones; intromisiones a la privacidad, chantajes, robos de datos y otras transgresiones a la ley.

Durante este lapso, han aumentado los ciberataques y las violaciones de seguridad, desde la creación exponencial de correos spam con malware y sitios web maliciosos, por ejemplo, que simulan recaudar fondos para financiar alguna investigación contra la actual enfermedad; hasta virus descargables, mediante falsas suscripciones gratuitas a alguna plataforma de streaming.

Según el Informe Global de Riesgos 2020 del Foro Económico Mundial, aproximadamente un millón de personas se unen a Internet diariamente. Las encuestas del reporte situaron a los ciberataques en el lugar 8 entre los 10 riesgos de mayor impacto, y como el segundo más preocupante para hacer negocios en los próximos 10 años. 

De acuerdo con el Índice de Inteligencia de Amenazas X-Force de la empresa IBM Security, en 2019, entre los sectores con mayor número de ataques cibernéticos destacan, como el primero, el de servicios financieros (17%); además, del gubernamental (8%), el educativo (8%) y el sanitario (3%).

En un Informe de este año, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre los efectos económicos y sociales de la pandemia del COVID-19 para dicha región, se destacó que es fundamental garantizar la protección de los datos personales y la seguridad de la infraestructura digital en los centros de salud.

La ciberseguridad funciona como muralla para preservar la confidencialidad, integridad y disponibilidad de la información en línea, pues blinda los dispositivos y sistemas de red; así como, los datos contra el uso no autorizado o daños.

Para enfrentar el reto de construir un mundo digital seguro, los usuarios deben comprender el valor de su información y adquirir capacidades digitales para protegerse; además de la necesidad de formar expertos en esta materia pues, de acuerdo con la organización (ISC)², la fuerza laboral de ciberseguridad requiere crecer un 145% para cerrar la brecha de habilidades.

El ingeniero Newton Lee decía que "como el mundo está cada vez más interconectado, todos comparten la responsabilidad de asegurar el ciberespacio". En esta crisis, experimentaremos muchos aprendizajes, que uno de ellos sea saber cuidarnos en la red y potenciar el uso de las TIC para el beneficio de la humanidad.

Fuente:

El reto de construir un mundo digital seguro, La Silla Rota, 17 de abril de 2020, en: https://lasillarota.com/opinion/columnas/el-reto-de-construir-un-mundo-digital-seguro/381747

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