En el contexto de la pandemia, a raíz del confinamiento y de los drásticos cambios en nuestras relaciones, la salud mental ha sido foco de mayor atención; pues se ha visto bastante afectada. En específico, quiero centrarme en los casos de las niñas, niños y adolescentes.

La OMS señaló que, a nivel global, en 2020, la depresión era una de las principales enfermedades entre adolescentes; y que el suicidio era la cuarta causa de muerte entre jóvenes de 15 a 19 años. Según este organismo, los trastornos mentales comienzan a los 14 años o antes, pero en muchas ocasiones no se detectan.

De acuerdo con el INEGI, en 2018, los fallecimientos por lesiones autoinfligidas ocuparon el cuarto sitio de decesos de chicas y chicos de 10 a 17 años en México.

En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, 10 de septiembre, a más de un año de estar aislados o con poca interacción social, de sufrir pérdidas de familiares o amistades, de falta de empleo, de alteración de dinámicas cotidianas, de sentirnos ansiosos ante la incertidumbre de la COVID-19, e incluso, de haber padecido la enfermedad, no podemos dar por sentado que nos sentimos bien; ni ignorar los estados de ánimo de nuestras personas cercanas o conocidas, en particular las pequeñas y pequeños.

Por el contrario, debemos prestar mucha atención en cómo se encuentran, dado que aún no se ve el final de esta crisis sanitaria. Tenemos que considerar sus necesidades emocionales, pues transitan por muchas transformaciones; y porque las rutinas y formas de socialización no serán las mismas, incluso, con el regreso a las aulas y actividades.

El desarrollo de las personas durante la infancia y la adolescencia es crucial para construir su identidad y para establecer vínculos afectivos, no sólo con quienes los crían, sino con sus contemporáneos. Es fundamental asegurar que su crecimiento sea pleno, y que gocen de buena salud física y mental.

En un estudio sobre los efectos en la salud mental de niños, niñas y adolescentes por COVID-19 de UNICEF del 2021, se abordan factores que les producen consecuencias emocionales negativas, como la ausencia de apoyo en las tareas escolares; no sentir que se les escucha; vivir en un clima de violencia; entre otros.

Para contrarrestarlos, se recomienda fortalecer el rol de las familias en el cuidado de los menores; así como, promover la articulación entre los servicios de salud con las escuelas, para abordar de manera integral las reacciones de estas enfermedades, no solo para evitar el suicidio, sino para tratar otras afectaciones.

Salgamos al rescate de las mentes infantiles en pandemia. La empatía hacia los demás, como diría el psicólogo Carl Rogers “es ver el mundo a través de los ojos del otro; y no ver nuestro mundo reflejado en sus ojos”. Poder mirar el mundo como las niñas, niños y adolescentes lo observarían, nos permite entenderlos, y hacerles sentir que no están solas ni solos.

Fuente:

" Al rescate de las mentes infantiles en pandemia ", La Silla Rota, 09 de septiembre de 2021, disponible en: https://lasillarota.com/opinion/columnas/al-rescate-de-las-mentes-i...

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