A los 10 años ya comía una horrible sopa de col que olía igual de feo para quemar la grasa.

A los 16 dejaba de comer, a los 18 empecé a tomar medicamento para la presión baja y finalmente a los 20 la gastritis me asaba factura


Lo anterior es una lista de malestares acontecidos en pocos años, provocados todos por una simple frase “te vas a poner gorda”

Hace poco escribí para Quintaesencia el texto Mis monstruos de la dieta en este texto contaba un poco sobre un hashtag #MiPrimeraDieta y los recuerdos que tengo sobre esas dietas en mi vida.


Desde que recuerdo la carne asada eran un excelente pretexto para reunirnos como familia, pero también desde que recuerdo mi abuela paterna me decía que comía mucho “esa niña come mucho se va a poner gorda”, esa frase me perseguía en todas las reuniones familiares, que culpa tenía yo de que mi madre nos enseñara a comer bien y comer todo lo que nos dieran “nunca desperdicien la comida” decía ella. Mis monstruos de la dieta


A mis veintitantos años aún se siguen cuestionando si soy o no lo suficientemente delgada para la sociedad, retomo este texto por diferentes sucesos que han perturbado mi día, no, esta vez no había una carne asada era la hora del desayuno, me disponía a dar la primera mordida a una muy deliciosa quesadilla cuando mi primer bocado estuvo sazonado con un “te estas poniendo muy gorda” y el sermón duró lo que tarde en comer esa sincronizada.

Hubo frases como “estas tomando anticonceptivos y por eso engordas”

“Las mujeres de tu edad deben de lucir de cierta manera”

“Y eso que haces ejercicio y estas engordando”

“estás gorda”


Unas joyas descriptivas cargadas de violencia y mucha falta de tacto, todas y todos parecen tener derecho a opinar sobre como luzco, cuánto peso y cómo me queda cierta ropa, ahora que está de moda sometan metan a consulta si mi peso es el adecuado “para una señorita de mi edad” y pregunten si debo dejar de comer pan (que por cierto no como) o es un discursos incómodo.


Cuando era demasiado delgada me decían lo bien que lucía y la envidia que me tenían por qué todo me quedaba bien…pero me seguía viendo en el espejo y me veía gorda. Mis monstruos de la dieta


Claro que me molesta que aun hoy en día alguien y en mí caso primero fue mi abuela paterno y luego mi padre cuestionen si luzco o no como alguien de mi edad, que se cuestionen qué hago con mi cuerpo y por qué no luce como debería de verse.

Solo yo conozco a mis monstruos de la dieta, hay días que los controlo más, sé que será –y es- difícil ignorar todo lo que dicen de mi cuerpo pero me queda claro que sobre mi cuerpo yo soy la única que manda. Mis monstruos de la dieta


Nunca entenderé por qué nos dicen que debemos de lucir de cierta forma, vestirnos y comportarnos, moldes, modelos idénticos, lo que no saben es el daño que nos hacen, no somos débiles pero queremos decidir sobre nuestro cuerpo y eso incluye el peso.

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