Quiero hablar ahora, por primera vez, de una actividad mía: la pintura. Fue por el año de mil novecientos setenta y piquito, atravesando un momento difícil de mi vida y con el ánimo un poco bajo, que una querida amiga me llevó a su clase de pintura. Iba un poco reacia, pues jamás había tomado en mis manos un pincel y no me sentía con aptitud y capacidad para hacer algo con él.
A…