Únicamente esperaba esa llamada, cuesta trabajo entenderlo pero después de varios años solo esperábamos el descanso en paz. 

A mí me encontró en Guadalajara con los amigos, a ella en su casa, esa casa donde crió a sus hijos de sangre y adopción, aquella casa, la del árbol grandote, la que tiene la habitación que da a la plaza San Marcos y de niña por ahí me asomaba a ver cuando entraban los señores de trajes brillantes. 

Tal vez nunca lo supo, pero fue el pilar de una familia. Mi historia y la historia de mi familia se pueden contar por esa mujer, una que dejó su familia para venir a Aguascalientes a iniciar la suya.

Para mí, la fortaleza de las mujeres de mi familia me inspira, mi abuela acepto un rol y lo desempeño hasta el final.

Sus últimos años mi abuela estuvo en casa, rodeada de la familia, vecinos, amigos, ella la que recibía a los bebes, la que enseñaba a cobijar de taquito, la que cuidaba a los enfermos y para todos siempre tenía un plato de fideos, un taco de frijoles y un vaso de agua de sabor

Para mí era simplemente mi abuelita, la que ponía más choco milk al vaso de leche, la que me enseñó a tortear y preparar mole, la que me enseñó que en la mesa salsa de molcajete es obligatoria. 

Mi abuela nos dejó una última lección antes de irse: la familia. 

Con su partida, nos unión a toda la familia de todos los rincones para pasar el último y el primer día del año juntos. 

Esa noche no hubo copas de vino, pavo o música, la última noche del año recibimos abrazos, estuvimos juntos como la familia que siempre deberíamos de ser. 

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Comentario de Angie Contreras el enero 2, 2018 a las 10:02am

Muchas gracias querida Clau por tus palabras. 

Comentario de Claudia Calvin Venero el enero 1, 2018 a las 10:40pm

Querida Angie, 

Siento mucho la muerte de tu Abuelita. Las Abuelas son parte central de nuestras vida. La mía, la materna, fue EL pilar de mi familia, y no ha pasado un sólo día desde que se fue en el 2008, en que no piense en ella o la recuerde. Siempre me pregunté cómo sería la vida sin ella, y todos estos años después sigue estando presente. Quisiera que tomara mis manos entre las suyas y me diera certeza cuando la necesito. Sólo cierro los ojos y la imagino. Mi vida sin ella no se explica. 

Te mando un abrazo gigante y otro grande para Doña Mariquita, en donde sea que esté, seguramente con Agustina, mi Abue. 

Todos mi cariño para ti y tu familia. 

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