"¡Pues serás el Director de donde quieras, pero yo soy tu madre y esta casa la respetas!" así le gritó su santa madrecita al flamante y recién estrenado Director de la Policía Municipal por allá de principios de la década de los 70 cuando se atrevió a llegar de parranda a seguirla en su domicilio con músicos, patrullas, asistentes y guaruras incluidos. Un jalón de pelo de por medio, una bofetada medio esquivada y hasta ahí le llegó la autoridad al mismísimo director quien se salvó de más daños gracias a su hermano mayor quien apareció para interceder por él. Digamos que la mamá del muchacho de Baltimore fue nada comparado con lo que sufrió este joven y parrandero abogado. 
Y es que hay a quienes eso de la abnegación materna nomás no les va. A como Dios les dio a entender, supieron armarse de valor y formar adultos de bien, sin excusas, sin pretextos y sin buscar consejo ni explicaciones en ningún lado. Finalmente, había poco de dónde obtenerlos. Fue ese instinto, ese don, ese sexto sentido el que las guió en cada paso. Seguramente, diría ella que también tuvo que ver la Vírgen a quien diario se encomendaba.
Vengo de estirpes de madres fuertes más que abnegadas, a quienes no les tembló la mano al asumir su papel y saberse guías, ejemplo y autoridad. Reconozco hoy su labor y más, cada que yo me topo con dudas sobre cómo manejar ciertas situaciones (o sea, bastante seguido), pues yo pregunto, leo, googleo, comparto, escucho y finalmente trato de acertar a veces con más expectativas que certezas, pero siempre con la convicción de que el amor guíe mi muy particular estilo de maternidad.
No tengo como referente a ninguna "Rosa fresca de abril" y mucho menos a algún "fiel querubín". Poco me identifico con la mayoría de los clichés de madre, aunque hay muchos inevitables que han pasado de generación en generación porque a final de cuentas, son prácticos y casi casi dogmáticos.
La mía, jamás lloró en un festival en su honor, es más, su mayor diversión ese día, era reírse de quienes se secaban la tierna lágrima en la mejilla que, como dicta el protocolo, rodaba con cada canción y poema de toda buena madre que se preciara de dar todo por sus hijos.
Ella siempre tuvo, y  ha tenido, maneras más prácticas y terrenales de demostrar su amor incondicional y a la fecha, creo que lo hace admirablemente bien.Ojalá yo logre acercarme a esos grandes ejemplos maternos que tengo cerca. Esto ha sido una de mis mayores aventuras, he aprendido a cada paso una lección y estoy segura que, como ellas, al hacer las cosas desde el corazón, pensando más en el bien último que en el bien inmediato todo habrá valido la pena.Muchas felicidades a quienes asumen su rol con toda la entrega y pasión, pero sobre todo, a quienes lo asumen sin miedo.

Vistas: 296

Comentario

¡Tienes que ser miembro de Mujeres Construyendo para agregar comentarios!

Únete a Mujeres Construyendo

Comentario de Sandra Cano el mayo 13, 2015 a las 1:14pm

Gracias por pasar Selene Quiroz. De hecho, habla de mi abuela, me pregunto si la generación actual de mamás con todas las facilidades que tenemos seremos capaces de ser las matriarcas que ellas fueron. Un abrazo!

Comentario de Selene Quiroz Moreno el mayo 13, 2015 a las 1:07pm

Me acorde de mi abuela Ramona con este post. Ella era impresionantemente fuerte en todos los sentidos, toda una matriarca!

Comentario de Sandra Cano el mayo 11, 2015 a las 8:27pm

Muchas gracias Abuela, Abuela !

Comentario de Abuela, Abuela el mayo 11, 2015 a las 8:24pm
Felicidades por tu "Mamas sin Miedo", me gustó mucho.

Contacto

info@mujeresconstruyendo.com

Miembros

¡Sigamos conversando en nuestras redes sociales!

 



© 2024   Creada por Mujeres Construyendo.   Con tecnología de

Insignias  |  Informar un problema  |  Política de privacidad  |  Términos de servicio