La historia entre XX y XY. Amor al tercer clic.

Por fin tuve tiempo de sentarme a escribir, después de un par de meses de torbellino, incluída una mudanza forzada, trabajo como para quejarse ante Derechos Humanos y un ombligo saltón.

Les escribo por ahí de las 11 pm, mientras estoy en la cocina, escuchando a Johnny Cash, después de preparar por primera vez rajas con crema, que según dicen mis optimistas y atinados pronósticos, quedarán sabrosas y deliciosas.

(Nota de la redacción: Las tablas de picar y pinzas para agarrar la comida, siguen prófugas)

Bueno, mejor me arranco con la historia, o voy a acabar redactando la Alerta Amber para una cuchara, dos pinzas y tres tablas de cortar.

¡Redoble de tambor, maestro!

Prrrrrrrr...

 

La historia entre XX y XY. Amor al tercer clic.

 

Conocí al Hombre de Acción a través de Match.com (sí, somos una historia de éxito, así que les deberíamos de cobrar regalías)

 

En aquellos ayeres, regresaba yo de mi estancia por los dominios de la Reina Isabel, y me proponía reincorporarme a la vida en la tierra del tlacoyo.

 

Mi readaptación a la sociedad tenocha fue dolorosa, tortuosa y defectuosa.

La aristocracia del Calmecac veía con malos ojos mis “ideas libertinas y revolucionarias”. 

 

A mí el criterio me había crecido como Iztapalapa, y no estaba dispuesta a ejercer una franca involución para encajar con en la pequeña mentalidad de mis conciudadanos retrógradas.

 

Decidí que necesitaba amistades nuevas, y recurrí al mejor método que conocía para ello: Descargándolas de internet.

Así que hola Match.com

 

Entré (lo juro por Avelino Pilongano) con la expectativa de conocer amigos.

- Ay ajá -

 

¡Verdad de Dios compadrito!

¿Y eso como por qué oyes?

Pues para evitarme chascos y deceiciones.

Y es que, a ver...Pónganse en mis Jimmy Choo y sean serias.

Si a cada cita acudía esperando al hombre de mi vida, seguramente enfrentaría más frustraciones de lo que una mujer soltera, guapa y brillante como yoni puede enfrentar en su vida.

¿Ah vedá?

Por lo tanto, puse a mi lógica mágica, cómica y musical a trabajar a mi favor.

Si el tipo resultaba estar bien federal, pues nada.  Uno puede tener amigos feos. (Ni que la CONAPRED tuviera que intervenir en todo)

Pero de ahí a que le convide de mis cromosomas, ese sí que es otro cantar.

 

Por su parte, el Hombre de Acción se apuntó porque se la pasaba viajando y quería que alguien le hiciera cucharita por las noches.

Ya tenía rato que andaba sólido, y andaba solicitando atención de calidad por metro lineal.

 

Tic tic tic, sonaban las teclas mientras llenaba el formulario.
Y recuerdo perfecto pensar mientras lo hacía: 

 

“De aquí no voy a sacar al hombre de mi vida, pero al menos me voy a divertir”

(Y miren que agarré carnaval)

Boton publicar perfil ---> clic.

 

"Felicidades! Tu perfil está activo" 

** Ay ay aayyyyyy! ** (Se tapa sus ojitos)

 

Modestia aparte, como estoy bien guapa y soy harto popular, mi buzón de entrada pareció fila de Liconsa desde el primer día.

 

El desfile incluyó de todo: feos, ñeros, bravucones, ñoños, pelmazos, feos, huecos, cretinos, amables, simpáticos, feos, conflictivos, farsantes, intensos, aburridos, interesantes pero feos, etc.

 

Qué lata con los feos. Y con los farsantes. Porque como yo digo, “O eres feo, o eres farsante. Porque feo y farsante es abuso de confianza”.

 

Un día, por ahí de septiembre, El Hombre de Acción me escribió.

Ayy pero …¿vieran qué gordo me cayó?? No le digo, si para corajes no para uno.

 

Éste tipo engreído ¿qué se cree? Pero que mamooooooooooooón.

Ya estaba yo a un clic de mandarlo a la papelera de rechazaje, cuando ví que el tipo venía por metro.
Entonces decidí guardarlo… por si acaso.

Uno nunca sabe cuando necesite que le cambien los focos del candil.

 

Afortunadamente, era petulante pero no feo. (De hecho está re guapote, así que la neta la neta pensé sin pudor que yo sí le andaba arrimando el mueble)

Valuación inicial:

Feo: x  Farsante: 

Entonces, para exhortarlo a que le disminuyera 350 rayitas a su mamonería, hice lo que mejor hago: Arremangarme el chiffon y bajarle las ínfulas al tipo a punta de caracteres y esdrújulas. (Eso sí, le contesté por ahí de noviembre, porque soy una mujer de mundo muy ocupada)

 

Veloz, me respondió, y como buen grandote que es, no se amedrentó. Me invitó a salir.

“Este si es macho y no se raja” Pensó la que cocinó unas deliciosas ídem antes de escribir éstas románticas, petulantes y gastronómicas líneas.

 

♬ Chan chan. 

Llegó el día de conocernos.

Cuando lo ví, el corazón me hizo rin rin, y la entrepierna run run.

 

Nos sentamos a comer por primera vez la última semana de noviembre, y para el 7 de diciembre cantamos la de Manzanero: “Somos Noviosssss” .

Tres semanas después, (o sea en año nuevo) me pidió que nos casáramos. 

 

Yo con mucho gusto le contesté que faltaba más, que en los designios del Cosmos yo no intervenía y que viva la simplificación administrativa celestial.

Que por su pollo que oui.

 

Y es que hay cosas que una simplemente sabe que estan destinadas para tua. 

 

En febrero me entregó la roca correspondiente para sellar nuestro pacto diamor, y en mayo nos fuimos a vivir juntos.

 

Yo como ya les dije, soy muy lista y ahorré para el paquete extra grande. El  Hombre de Acción además de venir por metro, incluía accesorios de lujo: Recámara, refri, plancha y una televisionzota.

 

La primera noche viviendo juntos, comimos sanwiches en una mesa de plástico y no podíamos ser más felices.

 

Un día saliendo del baño, le dije: “Oye, ¿pos hay que casarnos no?”

Me respondió: “¡Claro! ¿Cuándo quieres ir a firmar?”

 

Estampamos nuestra rúbrica en el contrato civil un viernes 16 de junio, a la misma hora que el partido México-Algeria del mundial Alemania 2006.

El juez medio nos leía la epístola de Melchor Ocampo, mientras muy disimulado, veía de reojo el marcador del partido.

 

Francamente mejor nos hubiera narrado el encuentro, porque escuchar que según Don Melchor mis principales dotes como mujer son la abnegación y la ternura, - y que además le debo debo obediencia a mi marido- me parece más lamentable que aquel escándalo cachirul del tricolor.

 

De pura solidaridad, la selección dió un partido igual de malo, y el marcador terminó con un empate a cero.
Si la epístola le cae mal a todos.

 

En aquel momento, no importaron la ausencia de goles ni que el Hombre de Acción no tuviera trabajo para que yo firmara nuestro contrato conyugal.

 

Porque un mes antes, desde aquel 16 de mayo de 2006, al mudarme con él a una casa vacía (eso sí, con una televisionzota) estuve absolutamente segura de que compartir mi vida con el había sido la mejor decisión que había tomado en mi vida.

 

Y cada día al despertar, vuelvo a sentir lo mismo.

Ps. Cabe señalar que las cosas cambiaron, y los accesorios del Hombre de Acción se volvieron de lujo. 

Wohooo!

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Comentario

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Comentario de Marcela Gonzalez Chao el enero 28, 2015 a las 2:35pm

insisto Ale, escribe un libro esres genial

un abrazo

Marcela

Comentario de Betsabé Morales Castro el octubre 14, 2014 a las 7:58am
Felicidades Ale, que sean muchos los años juntos y de felicidad!
Comentario de Claudia Calvin Venero el octubre 12, 2014 a las 10:53pm

Jajajaja!

Ale, coincido, hay que cobrarle regalías a Match.com. Todo un caso de éxito.

Besos y felicidades por ¡tanta felicidad!

Comentario de Mariangel Calderon el octubre 10, 2014 a las 10:04am

Aplausos, qué manera de escribir y de hacerme reír y sí, cobra regalías a match =) 

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